Al menos cuarenta de ellas, se manifestaron a la entrada de la Kneset para protestar contra las «miradas inapropiadas» de los guardas y vigilantes, que tienen órdenes de impedir el acceso a cualquiera que no vaya «debidamente vestido».
Lo hacen de conformidad con una ordenanza difundida hace ya meses por el director general del Parlamento, Ronen Plot, quien anunció que se impediría el acceso a todo aquel que no respete el código de vestimenta.
«En ningún otro parlamento del mundo se ve a gente con camisetas rotas y chanclas», argumentó entonces al facilitar una lista de prendas prohibidas, entre ellas pantalones cortos, ombligueras o camisetas de manga sisa.
«Nosotras estamos de acuerdo con que exista un código de vestimenta, es el Parlamento y hay que entrar en él de forma digna, pero... ¿quién determina exactamente el largo apropiado de una falda?», se quejó Shaked Hasón, líder de la protesta y asesora de la diputada laborista Meirav Mijaeli.
La polémica estalló hace unos días cuando los guardas le impidieron el paso a ella y a otras funcionarias, en un caso con hasta cinco guardas varones inspeccionando meticulosamente el largo del vestido que llevaba la asesora.
El diario Haaretz ironiza ante la situación, con una caricatura en la que se aprecia una cola de mujeres ante el Parlamento mientras dos guardas miden la falda a una de ellas con un metro de albañil.
«Toda la idea de revisarle la falda a una mujer, en público, es molesta, causa una sensación de desprecio», se quejó Hasón, quien aseguró que no tolerarán ninguna inspección física.
El Parlamento israelí introdujo un código de vestimenta hace ya años, pero en la práctica no era aplicado de forma estricta y no incluye detalles acerca de qué prendas están prohibidas.
En abril, a raíz de todo tipo de razones, entre ellas las de numerosos turistas jóvenes con pantalones rotos y camisetas rasgadas, el director general difundió una nueva ordenanza en la que exigía una más estricta aplicación, dando pie a que algunos guardas se excedan en la valoración.
En los últimos días, hasta siete mujeres se vieron impedidas de acceder al Parlamento porque su falda o vestido era «demasiado corto», y pese a que por debajo algunas llevaban pantalones leggins o medias oscuras.
«Apoyamos una vestimenta apropiada pero desde luego no que los guardas nos estén mirando. Nadie decidirá por nosotras la longitud de nuestro vestido», adujo Hasón.
Este miércoles, una docena de asesoras parlamentarias que se presentaron a trabajar en traje o falda vieron denegado su acceso, aunque el Parlamento sólo reconoce que se lo impidió a tres.
«No nos moveremos de aquí hasta que nos dejen entrar a todas», aseguró a los medios el diputado del partido progresista Méretz Ilán Galón, que participaba en la protesta junto con otros colegas varones.
Uno de ellos, el veterano profesor Manuel Trajtenberg, llegó a quitarse la camisa en señal de protesta y denunció: «¡Mañana, todas con el burka!».
A diferencia de las funcionarias, a él no pudieron impedirle la entrada por ser diputado.
El caso de su asesora fue uno de los más flagrantes porque, después de haber pasado ya el control de seguridad, uno de los guardas la paró, le pidió abrirse el abrigo para revisar el largo de la falda y la instó a que abandonara el recinto.
«La mezquina inspección de las mujeres en el Parlamento (..) nos convierte a todas en objetos», se quejó por su parte Lirón Shalish, portavoz de una conocida diputada del partido de centroderecha Yesh Atid y que tampoco pudo entrar hoy.
Mientras, desde la red social twitter, la exjefa laborista Sheli Yacimovich difundió la fotografía de una ceremonia oficial en la que se percibe claramente que las faldas del uniforme de la Guardia de la Kneset son mucho más cortas que las que llevaban hoy las manifestantes.
«Por las alucinantes reglas introducidas, (la próxima vez) hasta las propias vigilantes serán detenidas en la puerta», escribió.
La forma de vestir también ha sido objeto de discusión en el seno del Gobierno después de que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, exigiera salir recientemente de una reunión a un ministro para cambiarse el polo rallado que llevaba.
A otro le lanzó el comentario de «¿qué es esto?» por ir en pantalones vaqueros y un anorak de plumas en una reunión del partido Likud.
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