Una comprometedora imagen de Bachmann colgada en su cuenta de Facebook, con el bigote, el corte de pelo y la pose característicos del dictador nazi, derribó al fundador de Pegida, la formación que diez días atrás había logrado la máxima afluencia a una de sus marchas, en Dresde, con 25.000 manifestantes.
La foto empezó a circular el martes por las redes y este miércoles era portada en la prensa más popular, encabezada por el diario «Bild», mientras se difundían algunos mensajes escritos por Bachmann en Facebook, calificando de «ganado», «sinvergüenzas» y «chusma» a los peticionarios de asilo.
La fiscalía de Dresde había informado ayer que estudiaba abrir diligencias contra el líder de los islamófobos, quien además tiene abundantes antecedentes penales por diversos cargos, desde lesiones físicas a asuntos relacionados con drogas.
Este miércoles anunció la apertura formal de diligencias por sospecha de instigación a la violencia.
«Me disculpo sinceramente», afirmaba Bachmann poco después al anunciar su renuncia, en la página de Pegida en Facebook, donde lamentaba los comentarios «desconsiderados» que ha realizado y los daños que podía haber ocasionado con ello a su movimiento.
La portavoz de Pegida, Kathrin Oertel, mostró asimismo el rechazo de la organización a esos planteamientos y aseguró que las palabras utilizadas por Bachmann no están dentro de su vocabulario político.
Oertel le agradeció su trabajo para sentar las bases de Pegida y movilizar a miles de simpatizantes y aseguró que las fotos imitando a Hitler habían sido sólo una «sátira», al publicarse en Alemania la novela «Ha vuelto» de Timur Vermes, en la que se juega con un presunto regreso de Hitler al mundo desde una perspectiva paródica.
La publicación de la foto de Bachmann reforzó las críticas de las formaciones parlamentarias contra Pegida y causó escándalo en las propias filas del movimiento, que desde su origen, en octubre, ha tratado de sostener que no es ultraderechista.
La dimisión de Bachmann, el rostro más visible de Pegida, coincidió con la primera gran convocatoria de los simpatizantes de este movimiento islamófobo en Leipzig, bajo la denominación local de Legida.
La acostumbrada marcha de Pegida de los lunes en la ciudad vecina de Dresde había quedado suspendida esta semana, tras recibir Bachmann amenazas de muerte atribuidas al terrorismo yihadista.
Los organizadores de Legida -considerada más radical que la originaria de Dresde- habían anunciado inicialmente que esperaban hasta 60.000 simpatizantes, cifra que luego rebajaron a 40.000.
Finalmente desfilaron por esa ciudad unos 15.000 manifestantes, exigiendo entre otras el freno a lo que consideran «la inmigración masiva» a Alemania.
La manifestación iba protegida por un fuerte operativo policial, tanto por las amenazas como para evitar encontronazos con la veintena de concentraciones de signo contrario convocadas para salirles al paso, que llegaron a aglutinar a 20.000 manifestantes.
En un principio, la cúpula de Pegida había llamado a secundar la marcha e incluso había organizado medios de transporte para viajar desde Dresde a Leipzig, ambas en el «Land» de Sajonia.
Poco antes de iniciarse la marcha, se distanciaron no obstante a través de un comunicado de la convocatoria de Leipzig, en medio de las críticas al proceder de Bachmann y la confusión creada con su dimisión.
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