El pago de ayer fue considerado por el Gobierno de Cristina Fernández como el cierre de un «ciclo histórico» de fuerte endeudamiento de Argentina que culminó en la debacle financiera de 2001, que incluyó las restricciones a la retirada de depósitos bancarios, un cese de pagos por 102.000 millones de dólares y una caída abrupta en la actividad económica y el nivel de empleo.
Sin festejas
La presidenta argentina dijo ayer en un acto en la Bolsa de Buenos Aires que la cancelación del Boden 2012 «no es para festejar» porque «las deudas no se festejan», y sostuvo que cumplir con las obligaciones «no debería ser ningún mérito». «Pero lo cierto es que se convierte en meritorio en una Argentina que permanentemente bicicleteaba su deuda y la terminó 'defaulteando' (cayendo en cese de pagos). Y es también muy virtuoso hacerlo en un mundo donde todo se está derrumbando», añadió.
Los Boden 2012 fueron emitidos en julio de 2002, en plena crisis financiera, para ser entregados a los clientes bancarios cuyos depósitos quedaron atrapados en el denominado 'corralito'. «Los Boden 2012 no es otra cosa que el dinero que debían haberle devuelto los bancos a los ciudadanos y ciudadanas argentinas», dijo Fernández, que agregó que el endeudamiento siempre lo termina pagando el Estado.
En total se han emitido 19.600 millones de dólares de estos títulos que se fueron cancelando en cuotas desde 2005 y la última fue la que venció ayer. «El pago del Boden 2012 constituye un hecho especial: es el cierre de una etapa marcada por una política económica que colapsó», dijo a Efe el economista Pablo Tigani, director de la Fundación Esperanza.
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