En una intervención sin preguntas en la sede de su partido, Cameron agradeció a Clegg su disposición a concederle la primera oportunidad para forjar un Ejecutivo, como fuerza con la más amplia representación en el Parlamento sin mayorías que, por primera vez desde 1974, han dejado estas generales. No obstante, aprovechó para subrayar la necesidad de que este acuerdo «se haga pronto».
Así, a pesar de haber perdido escaños, la tercera fuerza tiene la llave para la nueva Administración, por lo que el aspirante 'tory', que quedaría en torno a 20 asientos de la hegemonía, le propuso «trabajar juntos» en la lucha contra el déficit, un sistema político que calificó de «roto» y los problemas sociales.
De hecho, pocos minutos antes de la intervención de Cameron, el primer ministro, Gordon Brown, había concedido a ambos «el tiempo que sea necesario» para que explorasen posibilidades de colaboración que, de fallar, llevarían a los laboristas a aprovechar su turno para aproximarse a los liberaldemócratas.
En principio, el candidato conservador reconoció que los resultados obtenidos, inéditos para los suyos desde los años 30, le permitirían promover contactos con otros partidos para buscar acuerdos puntuales --"se ha hecho antes», recordó--. Sin embargo, dijo estar «preparado para estudiar opciones alternativas» con el objetivo de garantizar una Administración «más fuerte y colaboradora» que la que representaría un Gabinete en minoría.
GOBIERNO «FUERTE Y ESTABLE»
En consecuencia, enunció su «gran oferta» a los liberaldemócratas para «trabajar juntos» puesto que, a pesar de la falta de mayorías, «este país necesita un Gobierno fuerte, estable y con decisión». «Es por el interés nacional», insistió, en la línea más repetida durante su intervención, la primera oficial tras la publicación de unos resultados que, a falta de menos de un par de circunscripciones, le otorgan 305 asientos en Westminster: «Este país votó por el cambio y por nuevas políticas».
El veredicto de las urnas, según él, prueba el rechazo de los ciudadanos a las «riñas entre políticos» y subrayó que los problemas británicos «son demasiado serios como para eso». En consecuencia, apostó por «mostrar liderazgo y arreglar todo cuanto antes por el país», ya que no sólo es necesario un Gobierno estable, sino «que se haga pronto». «Así lo espero a partir de la amplia oferta que hago hoy a los liberaldemócratas», ratificó.
No obstante, Cameron asumió que, «desde luego, habrá desacuerdos» y, de hecho, quiso ya clarificar las áreas en las que prevé más dificultades, la mayoría, puestas ya de manifiesto en los debates electorales que estos comicios estrenaron en Reino Unido. Así, una vez más recurrió a la relación con Bruselas, ya que frente al profundo europeísmo de Clegg, quien llegó a abogar por la integración en el euro, para los conservadores ningún futuro Gobierno británico puede «dejar más poderes a la Unión Europea».
Su líder aludió también a las propuestas liberaldemócratas en materia de inmigración, en la que «no se puede ser suave ni débil», o las diferencias en la estrategia de desarme nuclear: «Las defensas del país deben matenerse fuertes». Un listado que, con todo, se vio seguido del de las posiciones en las que vio bases sólidas para el acuerdo, entre ellas, las referentes a educación, reducción de emisiones, liberades civiles o la revisión del sistema fiscal para reducir la presión impositiva.
REFORMA ELECTORAL Y RECORTES
Además, David Cameron no evitó la cuestión más divisoria, la reforma electoral que los otros proponen y a la que los suyos serían más reacios. En esta ocasión, consideró que puede haber acercamientos, ya que ambos compartirían el interés por «restaurar la confianza» en la clase política e, incluso, ideas concretas como la de que todos los escaños «tengan igual tamaño».
Al respecto, en esta jornada dio uno de los mayores pasos a los que ha procedido en este debate, puesto que se mostró dispuesto a constituir una comisión entre todos los partidos que estudie las propuestas. En cualquier caso, tanto éstas como las demás objeto de negociación representan, según él, «fuertes bases para un fuerte Gobierno» que, no obstante, «implicarán compromisos». «Trabajaremos por el interés nacional», apostilló, una vez más.
En su opinión, la mayor «amenaza» para éste es el déficit de las arcas públicas, al que «hacerle frente este año es esencial». Una cuña que, con todo, marca líneas para el debate, puesto que los liberaldemócratas comparten con los laboristas la necesidad de esperar a que la recuperación esté asentada, antes de proceder a los recortes que Cameron quiere aplicar de inmediato.
En su comparecencia de hoy, lo dejó claro una vez más, «confirmado a partir de la inestabilidad de los mercados y conversaciones ya mantenidas con el Tesoro y el Banco de Inglaterra». «El mundo está mirando a Reino Unido para que adopte acciones decisivas y el Gobierno tiene que hacer frente con acciones urgentes», advirtió, si bien subrayó que su oferta es «abierta» para garantizar a sus hipotéticos socios la posibilidad de aplicar apuestas de su programa.
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