La primera se rodó en Hawái y la segunda en Sicilia, sobre todo en Taormina. En ambos casos, el turismo, especialmente el americano, subió notablemente. Esa era lo que esperaban las autoridades tailandesas cuando apoyaron la filmación, pero el éxito ha desbordado las previsiones y ahora ellos mismos están temerosos de que haya demasiados visitantes jet-setting -el que viaja por motivaciones cinematográficas- y aumente el malestar de la población local a causa de las llamadas. Algo parecido ocurre en el resto del país, que está viviendo un notable aumento del turismo como consecuencia, entre otros motivos, de la legalización del matrimonio homosexual.
Por supuesto, las grandes ciudades como Londres, París o Nueva York llevan muchos años recibiendo ese tipo de turismo jet-setting porque es donde más se filma, pero sin afectar a la vida cotidiana de sus habitantes, lo que sí está ocurriendo en Koh Samui por sus reducidas dimensiones, poca población y escasa estacionalidad.
Este tipo de turismo es reciente y va unido al auge del streaming televisivo. La Spain Film Commision fue creada en el año 2001 y posteriormente lo fueron las promovidas por diferentes CC.AA. o destinos turísticos, algunas de ellas con notable éxito. Aparte de gestionar permisos y ayudar en la búsqueda de localizaciones, también captan subvenciones y exenciones fiscales, a veces determinantes en la elección de escenarios.
Pero precisamente ese éxito es el que enciende la luz de alarma. Algunos destinos ya no están interesados en captar más turistas, al menos en ciertas épocas del año sino en gestionar de forma sostenible y rentable las corrientes existentes. De nada vale que algunos trabajos de filmación se hagan en temporada baja, si después el turista atraído quiere venir en momentos de saturación.
Las diferentes Film Commisions y sus patrocinadores deberían hacer una pausa para meditar sobre los resultados y sus proyectos de futuro, una vez que ya han conseguido gran parte de lo que querían.