Para recuperar el control, buscamos un marco desde el cual repensar la democracia. La ansiedad que se esconde detrás de la reacción populista tiene su raíz en las inseguridades que generan los enormes cambios que se están produciendo, por la manera que las comunidades soberanas gobiernan sus asuntos; pasando por los rápidos avances tecnológicos, las redes sociales y la robótica, hasta incluso la creciente composición multicultural de las sociedades. Las transformaciones son de tal magnitud que tanto los individuos como las comunidades se sienten arrastradas de forma aparentemente anónima y quieren recuperar el control de sus vidas a una escala y ritmo que puedan manejar. Anhelan la dignidad de vivir en una sociedad donde su identidad sea tenida en cuenta al atender sus problemas. Armonizar las prácticas políticas y las instituciones para afrontar estos desafíos, marcará la diferencia entre un mundo que se desintegra y otro que conserva su unidad. Nos aventuramos a proponer los siguientes pasos para superar las paradojas de la era digital y de las redes sociales, verificando prácticas e instituciones para establecer los hechos, deliberar sobre las opciones más acertadas, mediar para forjar consensos y alcanzar acuerdos justos para plantear políticas a largo plazo. Una innovación clave para enriquecer la democracia consistiría en consultar activamente a la ciudadanía sus principales preocupaciones a través de plataformas abiertas, dar poder a funcionarios expertos para que las procesen, transformándolas en repuestas políticas, consensuadas y efectivas apoyadas sobre bases imparciales, presentadas directamente a nuestros ciudadanos antes de convertirlas en ley.
Democracia y voto
31/01/22 15:55
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