Un evento que desde sus inicios hace más de veinte años, tuvo siempre la vocación de llegar a todos sus municipios, con Ciutadella y Maó como principales escenarios de conciertos en sala, pero que reparte generosamente sus distintas citas y que ha conseguido convertirse en uno de los motores del turismo cultural.
Aunque hoy día prácticamente cualquier capital de provincia presume de tener su festival de jazz, desde hace dos años la revista especializada DownBeat sitúa al de Menorca en su agenda como uno de los mejores eventos de nuestro país.
ORÍGENES. Como explica el presidente de la entidad, Bernat Casasnovas, cuando en 1998 nació Jazz Obert en Ciutadella, su intención fue sencilla pero ambiciosa. “Queríamos sacar la música de jazz a la superficie, difundirla y ampliar su público. Poco tiempo después ya presentábamos la primera edición del Menorca Jazz Festival, con un compromiso ineludible de llevar a cabo un evento de calidad”, explica Casasnovas.
Y viendo la larga nómina de artistas del panorama nacional e internacional que han pasado por el escenario, como Al Foster, Perico Sambeat, Paul Motian o Gorka Benítez, resulta palpable que se ha cumplido el compromiso adquirido y con ello se ha producido una evolución del festival a lo largo de dos décadas. “Somos una entidad que crece en número de socios y que ha logrado que cada edición vaya a más, aunque en los años de crisis tuviéramos que reducir el número de conciertos”, detalla el presidente.
Un acercamiento del jazz a la sociedad menorquina en sus diversas expresiones como los ciclos de Jazz al Carrer, las Trobades Dixieland o su tradicional Vega Jazz, una especie de pícnic musical que cada edición se celebra en el palmeral de Cala'n Blanes y que reúne más de 1.300 personas. “Tenemos un presupuesto de 120.000 euros que para 2020 prevé llegar a los 130.000. Movemos alrededor de cuarenta y cinco personas de organización”, afirma Bernat Casasnovas.
Hace tres años también consiguieron otro gran paso en su consolidación con la creación del Menorca Lindy Exchange, un minifestival dentro de su festival con un claro guiño a los bailadores de swing como un fenómeno global que cada temporada suma más adeptos. “Los encuentros de lindy hop han sido un punto de inflexión para el crecimiento de público al jazz y a nivel de actividades o talleres”, confirma Bernat Casasnovas.
Pero el Menorca Jazz Festival no olvida su vertiente educativa en todos estos años a través de algunas sesiones que se han llevado a cabo en colaboración con los institutos y, sobre todo, de promoción de futuras promesas, como sucedió en la última edición con el ciclo Novísimos. “Siempre hemos dado cancha a los músicos locales que destacan dentro y fuera de Menorca, como fue el caso del laureado Marco Mezquida, que debutó con su profesor, Suso González”, explica el presidente de Jazz Obert.
En estos momentos ya están volcados en la próxima edición, cuya fecha de presentación ya se ha cerrado para el 13 de marzo de 2020, con actuación incluida y diversos conciertos programados en la Sala Albert Camús de Sant Lluís o el Teatro Principal de Maó.
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