Desde Ferreries hasta Nueva York, Calzados Ria exporta con éxito el calzado tradicional de Menorca con suelas de neumático por casi todo el mundo. En septiembre, las abarcas menorquinas pisaron por primera vez la pasarela de la New York Fashion Week. La firma de ropa Organic by John Patrick escogió los modelos que la firma Ría fabrica en Ferreries para completar los estilismos de su colección de cara a la próxima primavera-verano 2014, que se presentó en la semana de la moda neoyorquina. El diseñador americano las descubrió de forma casual en Manhattan y quiso que las sandalias que elabora la familia Truyol desde hace más de 60 años, formaran parte de su colección. El calzado del campo menorquín había llegado a las pasarelas de París o Londres pero ahora volaba más alto que nunca de la mano de la marca de Ferreries.

DE PADRE A HIJO. En 1947, Bartolomé Truyol Pons se iniciaba en el mundo del calzado, poniendo en valor su oficio de zapatero y sirviendo, en aquel entonces, para otras empresas del sector de la isla. No fue hasta 1989 cuando este calzado tradicional del campo se extendió de manera natural entre menorquines y turistas. Tras vivir varias etapas, la empresa se vio forzada a cerrar por la crisis de 1992, pero cinco años mas tarde resurgió con savia nueva gracias a la incorporación progresiva de la segunda generación. Su hijo Carlos Truyol tomaba las riendas de la empresa tras varios años trabajando codo a codo para aprender el oficio familiar, en el que actualmente trabajan treinta personas. Con tan solo 19 años, Carlos Truyol empezaba su labor para situar en primer plano una de las principales empresas fabricantes de abarcas de Menorca.

DISEÑO E INNOVACIÓN. Una de las apuestas del nuevo director general fue por el diseño y la innovación (cada año lanzan entre 200 y 300 diseños nuevos), fabricando un producto de moda con el que poder añadir adeptos en toda España y también en países como Italia, Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos. “Fuimos pioneros en la fabricación de abarcas con suela de cuña, con tacones de 3,5 a 7 centímetros, o con palas caladas con láser”, explica Truyol con satisfacción, añadiendo que este año van a acabar fabricando más de 150.000 abarcas en sus apretadas instalaciones de Ferreries, cuya facturación ya alcanza los 2,3 millones de euros. Una empresa muy vinculada al territorio que este año, con motivo del 20 aniversario de la declaración de Menorca como Reserva de la Biosfera, ha lanzado al mercado una edición limitada de cuatro modelos de abarcas que reflejan diversos espacios y paisajes naturales.

Un trabajo de esfuerzo y dedicación constante en los últimos 20 años para este ferrerienc de tan solo 37 años, que acaba de ser padre de su tercer hijo y reconoce haber evolucionado empresarialmente junto al negocio. “Estaba en la feria de Milán y justo tuve tiempo de regresar a casa para acompañar a mi mujer hasta el hospital”, comenta satisfecho. Por si acaso, había un plan B.

PROVEEDORES REALES. Entre sus clientes se encuentra la Familia Real, a cuyos miembros se les puede ver habitualmente con abarcas en sus apariciones estivales. “Cuando la Reina acudió a la Illa del Rei en el mes de agosto, calzó unas abarcas con cuña de esparto de nuestra colección. El calzado de Menorca se ha hecho un nombre en el mundo por su diseño y su garantía de calidad”, reconoce el director general que también ejerce como vicepresidente de la junta directiva del Calzado de Menorca. Truyol afirma que cada año empiezan de cero ya que tienen que anticipar cuál será la tendencia de la moda en calzado. “En el mes de abril viajamos habitualmente a Bolonia para captar cuál será el colorido o las tendencias que moverán a los consumidores. Es un ejercicio de anticipación para la temporada siguiente, una apuesta cada año”, concluye Truyol. La empresa familiar se ha dotado estos años de un equipo profesional al que han incorporado un consejero independiente del IESE, que les ha ayudado en su crecimiento.

El reto de Calzados Ría ha sido siempre poder fabricar durante todo el año un producto destinado para el buen tiempo y para ello se abrieron enseguida a la exportación. “Al no fabricar calzado de invierno, hacía que la fábrica solo estuviera funcionando una parte del año. En octubre empezábamos a fabricar y almacenábamos el producto hasta el mes de marzo o abril, cuando se servían los pedidos a las tiendas. Los cobros, evidentemente, se demoraban hasta mayo o junio. Ahora, estamos exportando la producción a países como Australia, Puerto Rico, México o Israel, y esto nos ha permitido no tener que interrumpir tanto la producción”, explica Carlos Truyol. Este año han conseguido pasar del 17% al 30% en las ventas al extranjero después de muchos años de asistir a ferias, ampliar la distribución y moverse por medio mundo. “De la primera vez que fui a Miami ya han pasado trece años y ahora vemos realmente los frutos”, comenta satisfecho.

De momento, aunque optimistas, son prudentes porque en el sector del calzado las cosas son más complejas de lo que parecen y la dependencia de la exportación siempre supone un riesgo añadido. Sin embargo, desde Ferreries están contribuyendo a que las abarcas se hayan posicionado como un calzado que ya refleja moda.