El trabajo llevado a cabo en Madrid ha permitido realizar un análisis pormenorizado de la evolución de la pieza y completar su documentación histórica
La Custodia de la Catedral d'Eivissa, que hasta finales de mayo estaba expuesta en el Museu Diocesà de Dalt Vila ha sido sometida a un exhaustivo proceso de limpieza en el Instituto del Patrimonio Cultural donde la restauradora Paz Navarro e Irene Casado culminaron su trabajo a principios de octubre. La entrega de la pieza al museo ibicenco está prevista para la semana que viene pese a que la fecha exacta no está fijada.
«Fundamentalmente, lo que se ha llevado a cabo en la pieza es un análisis, un estudio completo y muy pormenorizado de los metales y productos de corrosión de la Custodia, de los recubrimientos que presentaba y, por último, se han hecho unos análisis físicos, mediante radiografías, en las que hemos podido comprobar su estructura interna e, inclusive, el sistema de fabricación llevado a cabo», explicó hace algunos días a este periódico Paz Navarro.
La especialista en orfebrería señaló que, gracias a las fotos que se encuentran en la Fundación Mas en Barcelona, realizadas a principios del siglo XX, se ha podido comprobar que la Custodia tenía un tamaño mayor en la parte del copete, que había perdido algunos de los remates de cruces y cresterías y que, en la intervención que se llevó a cabo en 1944 en los madrileños Talleres de Arte Granda. «La consecuencia más llamativa de esa intervención es el redorado de toda la pieza», apuntó Navarro, que agregó: «Con la aplicación de la soldadura para unir el remate final perdieron el dorado primitivo, de ahí que para devolverle el color original se recurriera al redorado electrolítico que ha tenido unas consecuencias, por lo menos estéticas, no tan deseadas como las que se podían esperar en una pieza de estas características».
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