En su popular obra autobiográfica, que escribió mientras trabajaba como profesor en un centro de enseñanza secundaria de Nueva York y que, además de ser premiada con un Pullitzer y traducida a una treintena de idiomas, fue llevada posteriormente al cine, narraba su difícil infancia, marcada por la pobreza y el hambre y la tragedia.
Después de conseguir sus primeros trabajos en Irlanda con los que ayuda a su familia, regresa a los 19 años a Estados Unidos, donde trabajó durante más de treinta como profesor de instituto. Pasados los 60 años de edad decidió obligarse a sí mismo y sentarse a escribir sus laureadas memorias, cuyo título es también un homenaje a su madre, llamada Angela.
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