Illescas y Rodríguez Arias toman unas copas en los sesenta en el bar La Solera del puerto de Vila.

JULIO HERRANZ

La sede pitiusa del Col·legi d'Arquitectes de Balears (Can Llaneres, Dalt Vila) acogerá a las 20,30 horas de mañana viernes la presentación del libro Sixte Illescas, arquitecte (1903 -1986), de l'avantguarda a l'oblit, obra de Manuel Brullet y Albert Illescas (su hijo), que participarán en el acto junto a otro arquitecto, Víctor Rahola. Presentación que se celebrará en el Espai Broner de la entidad y en el marco de la exposición de fotografías de Raimon Torres, que ha ampliado su horario de visitas a las tardes (18-22 horas) de los jueves y sábado.

El arquitecto vanguardista Sixte Illescas Mirosa fue fundador del Gatcpac (Grup d'Artistes i Tècnics Catalanas pel Progrés de l'Arquitectura Contemporània) e impulsor de la arquitectura moderna. La primera parte del libro, que incluye una completa colección de su obra, buena parte inédita y proveniente de los archivos del propio arquitecto, se dedica a la transcripción de las memorias que escribió al final de su vida, completadas por su hijo Albert con sus recuerdos y documentos familiares. Memorias que alguien calificó de «melodrama racionalista», apunta Albert Illescas en el prólogo de este libro sobre el único arquitecto del Gatcpac que ni se exilió ni se integró en el franquismo. Una historia que nos muestra su camino desde el reconocimiento internacional hasta el anonimato. Un recorrido por los momentos exaltantes del descubrimiento de la nueva arquitectura, la fundación del Gatcpac, la participación en importantes proyectos colectivos, hasta el obligado silencio de la posguerra, la resistencia a favor del arte moderno a través del Club 49 (fue su presidente), el fracaso profesional y el olvido final.

Un camino que acaba precisamente en Eivissa, donde Illescas llega en los 60 para dirigir una obra para su amigo Josep Torres Tur 'Bal·let' y se reencuentra con su antiguo compañero Germán Rodríguez Arias (arquitecto municipal de Eivissa, regresado de su exilio en Chile). «A ellos se añade otro amigo de juventud de ambos, Josep Lluís Sert, el primer socio que tuvo Sixte Illescas. El encuentro entre los viejos amigos permite comparar y plantear, más allá de las circunstancias, las razones que conducen al éxito y al fracaso», recuerda en el prólogo el hijo del reconocido arquitecto.