El centro cultural de Can Ventosa acogerá a las 21,30 horas la representación de «Historia de una vida», del exitoso dramaturgo norteamericano Donald Margulies, en una adaptación de Bernardo Sánchez Salas y Luisa Martín, una de las dos actrices (junto a Isabel Aboy) que conforman el elenco de esta singular e intensa historia entre una escritora madura de éxito y una prometedora y ambiciosa alumna.

No será la primera vez que Luisa Martín, laureada y popular actriz por su amplia y fructífera trayectoria en teatro, cine y televisión, actué en Eivissa: «Estuve hace unos cinco años representando 'El verdugo'», recordó. Una obra dramática como, en parte, la que interpreta hoy, aunque (sobre todo a través de alguna serie de televisión) la gente la recuerde más por su vis cómica. «Los que me conocen bien saben que lo que me gusta es pasar de un género a otro. Hay que compensar. Si estás en la superficie en un género, luego tienes que pasar a las profundidades en otro. Ahora estoy haciendo un drama, con tintes de humor pero drama al fin y al cabo, y lo próximo que haga será seguramente una comedia», explicó la actriz.

Convencida del interés de «Historia de una vida», Luisa Martín es contundente cuando se le pregunta sobre cómo puede convencer a un potencial espectador indeciso: «Que no lo piense, que vaya. La obra es puro teatro; una catarata de emociones. Es la obra de teatro definitiva para que no se aficione a sentarse en un patio de butaca».

Y rebate la objeción de que, al tratarse de dos escritoras, el campo de interés parecía limitado. «Los conflictos, cuando son universales, da igual que se sitúen en el mundo de la literatura como en cualquier otro espacio temporal o ambiental. 'Romeo y Julieta' se desarrollaban entre aristócratas italianos y es universal, porque trata de un conflicto eterno, el amor».

Con unas cuantas razones más: «No hay trampas ni cartón, ni espejismos, ni muertos en el armario. No hay espectacularidades ni sorpresas. Es pura interpretación, un tour de force tremendo, un puro conflicto. Con un ritmo tan vertiginoso y un conflicto tan reconocible por el público, que la gente sale llorando, discutiendo, tomando partido por una o por otra... La recomiendo vivamente», concluyó Luisa Martín.