Javier Ortega nació en Jerez (Cádiz) hace 26 años y empezó su
trayectoria artística con 15 años haciendo televisión (Canal Sur,
Canal 2 Andalucía y otras cadenas). «Pero sobre todo me he dedicado
al teatro, especialmente al clásico antiguo, griego y latino. Es mi
especialidad; lo que pasa es que hay que comer, y si se me cruzan
otras cosas las pillo», explicó ayer a este periódico. «Nunca he
tenido representante; me gusta ser dueño de mi carrera, lo que es
complicado», añadió.
Salvo alguna salida puntual, Javier Ortega reside en Eivissa
desde abril del pasado año, cuando vino para representar una obra
en la Sala Europa. Durante un tiempo estuvo haciendo sesiones
semanales de monólogos humorísticos propios en el café-concierto
Ítaka y luego lo dejó. Actualmente canta todas las noches en este
recoleto espacio acompañándose de la guitarra y el piano. Tiene muy
claro por qué se quedó en Eivissa: «Por lo que creo que se queda
todo el mundo, porque la isla te sirve de terapia. Tiene un clima
interno humano muy concreto; aquí no hay gente, hay personas. Y una
belleza natural impresionante», subrayó.
Terapia que, al parecer, Javier Ortega necesitaba como una
medicina en vista del estrés en el que vivía: ha estado en varias
compañías de teatro y ha tenido la suya propia (Soccus); giras por
España y Portugal; cursos de teatro y alguna clase magistral;
actuación en dos cortometrajes premiados («Las venas de la noche» y
«El ladrón de vida»)... hasta que le vino una crisis que le obligó
a soltar lastre y pararse a reflexionar sobre el camino que seguía:
«Creo que cuando algo te toca de verdad no pasa nada por parar,
sobre todo en mi profesión, que te suele ir medio mal o tirando a
mal en el 98 por ciento de los casos. Es que llegué a llevar cinco
obras a la vez; tenía que co-dirigir, irme de gira, dar cursos,
seminarios... y de la noche a la mañana decidí parar», aseguró,
añadiendo que «ahora me siento totalmente restablecido, con mucha
más fortaleza y aún con juventud».
En cuanto a sus planes de futuro, Javier Ortega se lo toma con
calma y optimismo: «De momento quiero seguir en el Ítaka con mi
amiga Pilar. Me gustaría verlo lleno cuatro días de la semana; es
mi reto. Se trata de un sitio muy especial en el que cada día puede
pasar algo singular. Por ejemplo, una noche Diego Cigala estuvo
cantándonos hasta las 7 de la mañana. Son cosas que sólo pasan en
un sitio en el que los artistas y los músicos están a gusto; y eso
se nota», apuntó.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.