La Extensión Universitaria de Eivissa acogió el pasado fin de
semana la participación de José Teixeira Coelho en un curso de
postgrado de gestión cultural, que fue transmitido en directo a las
sedes de la UIB en Mallorca y Menorca. «Ha sido una experiencia
interesante. Por mi experiencia no era muy favorable a cursos a
distancia, pues prefiero el contacto directo con el alumno, pero
reconozco que pueden ser útiles en algunos casos», explicó a este
periódico el director del Observatorio de Políticas Culturales de
la Universidad de Sao Paulo y escritor.
Su presencia en Eivissa se debe a la amistad que le une con
Elisenda Belda, co-directora junto a Jaume Sureda del curso. «La
conocía cuando trabajaba en Girona en la cátedra Unesco de
Políticas Culturales, un tema que empezamos en Brasil a finales de
los 80. Fuimos pioneros en Latinoamérica; primero ofrecimos cursos
de postgrado y después maestrías y doctorados, que es lo que
hacemos hoy en día», precisó.
Promotor convencido de la necesidad de que la gestión cultural
esté en manos de profesionales, Teixeira Coelho cree que «la mejor
definición de cultura es una larga conversación. Por eso bajo una
dictadura no hay cultura, porque en este régimen político sólo
habla una parte». Buen conocedor de la materia, recordó que «la
cultura en Brasil siempre estuvo vinculada a los ministerios de
Educación y Salud»; y que a finales del siglo XIX «los centros de
cultura que había alrededor de Londres, por ejemplo, se llamaban
Casas de Misericordia; porque entendían la cultura como algo que la
gente necesita. Un derecho que no fue reconocido por la Unesco
hasta 1966. Pero se quedó parado unos 30 años, pues sólo en los 90
empezó a desarrollarse en condiciones. Salvo en Francia, que desde
los 50 tuvo ya su Ministerio de Cultura», apuntó.
Algunas de sus ideas sobre la gestión cultural pueden, de
entrada, chocar a algunos. De muestra esta afirmación que
encontramos en internet de una entrevista al periódico argentino La
Voz On Line del Interior, contestando a una pregunta sobre ¿qué
deberían proponer los gobiernos para preservar las culturas
locales?: «Es una idea equivocada presuponer que una cultura tiene
que ser preservada. Cuando se preserva una cultura, lo máximo que
se puede tener es una momia. Una momia se parece a lo que fue la
persona en vida como una foto a la persona que representa. El
primer deber del poder público es estimular la creación cultural y
artística, no su preservación. La creación genera la preservación,
la preservación no genera la creación. Lo digo porque en las
dictaduras lo primero que se ha hecho históricamente es promover la
preservación».
Una reflexión bastante progresista y con un razonamiento bien
poco frecuente en el campo de la política cultural, pero expuesta
desde el conocimiento y la autoridad del director del Observatorio
de Políticas Culturales de la Universidad de Sao Paulo.
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