«Tendré que imponerme sacando el genio para mostrar autoridad, porque ven una mujer al frente de una orquesta y de entrada la toman por el pito del sereno». Con estas palabras resumió ayer a este periódico Rocío Herranz Roig la actitud con la que va a enfrentarse a unos estudios que la conducirán a la dirección de orquesta. Un sueño que tiene desde hace ya tiempo esta joven ibicenca de 20 años, violinista de la Orquestra Simfònica Ciutat d'Eivissa. «Estudiaré en la SMUC (Escola Superior de Música de Catalunya), y con Salvador Brotons, un gran director. Hay un número de plazas muy limitado y he tenido la suerte de ser la única chica elegida, la primera de las Islas; y debe haber muy pocas en Cataluña y en toda España», precisó.

El amor por la música es algo que Rocío ha sentido desde pequeña; un amor en el que (como pasa a menudo) tienen mucho que ver los padres, hasta el punto de forzar vocaciones; aunque no parece ser tal el caso de esta (también) estudiante de tercer curso de Psicología, y de violín en la SMUC, tras pasar por todos los cursos del Conservatori de Eivissa. Como su hermana Lucía, cantante solista del coro de la entidad, y su otra hermana, Elisa, estudiante de piano. «Aunque esté con la dirección de orquesta tengo que seguir con las clases de violín, porque -como dice Brotons- tienes que dominar muy bien un instrumento para poder dirigir», aseguró la entusiasta futura directora de orquesta.

«Desde que estuve en la Jove Orquestra de Balears (hace ya cinco años o así), ya tenía claro que quería ser directora de orquesta; lo que pasa es que la gente siempre me decía que éso era para hombres y que me harían la vida imposible. Pero todo es cuestión de probar, y si tengo que ser antipática y sacar el genio (que tengo bastante), lo haré; pero seré directora de orquesta; seguro», concluyó.