Ferrer Guasch: «Exponer en Sant Agustí me reafirma en mi propia pintura»

Para su ya tradicional cita anual con la pequeña galería próxima a la iglesia del pueblo, Ferrer Guasch ha seleccionado 22 obras. «Son de formato pequeño porque la sala lo es, y no hay distancia suficiente para poner obras más grandes. Todos son de producción reciente, porque yo sigo al pie del cañón». «Es algo fundamental para mí; si dejo de trabajar estoy listo, entonces es cuando salen todos los males. Acabo de cumplir 87 años y sigo trabajando cada mañana», afirmó con satisfacción.

Una producción, pues, regular, ordenada y siempre en torno a su mundo referencial: esa Eivissa cada vez más escasa, y acosada, que refleja en sus cuadros; imágenes pulcras, con su abanico de blancos y su carga nostálgica hacia un tiempo que resiste en rincones del interior de la isla (tal el caso de Sant Agustí, y pocos más) y en la memoria personal de algunos artistas resistentes, entre los que Ferrer Guasch figura en primerísima posición.

Tal querencia a la continuidad y evolución de su obra, unida a la fidelidad hacia su tierra y su tiempo, hacen que Ferrer Guasch se muestra cada vez más ajeno a todo lo que pasa fuera de estas dos coordenadas. Y así lo manifiesta con la sinceridad de la que siempre ha hecho gala: «Lo demás me importa tres pitos. Ya ni expongo en Barcelona, ni me interesa más hacerlo en Nueva York, donde solía hacerlo antes en alguna que otra ocasión. Porque ya sólo quiero que mi obra se quede por aquí y no que vaya por sitios donde no es apreciada», apuntó rotundo.

Una larga trayectoria artística que comenzó a los 15 años, cuando presentó su primera exposición en la Sociedad Cultura y Recreativa Ebusus. Desde entonces ha llovido mucho, y Ferrer Guasch (genio y figura) sigue en sus trece, tanto estéticas como éticas.