«El 'hereu' no siempre era el primogénito, sino el que mejor convenía a los padres»

En su exposición, la directora del Museu Etnogràfic d'Eivissa dejó claro que su enfoque del tema lo hacía «desde un punto de vista histórico y antropológico, pero no de especialista en derecho, porque es algo que me supera». Con tal premisa, Lina Sansano se refirió a las costumbres y maneras de organizarse de la payesía, tanto a nivel familiar como con los trabajos del campo. A continuación pasó a explicar las implicaciones públicas de tales costumbres, «que una vez demostradas que son válidas, se ordenan, legislan y hasta se encorsetan, pues hecha la ley, hecha la trampa», ironizó.

De estas tradiciones, la ponente destacó los espolits, o contratos prematrimoniales, «una figura clave del derecho foral ibicenco». En ellos se establecía la dote del novio y de la novia, con un plus (es creix) por ser doncella; «si la novia era viuda no había tal obligación». En caso de separación (cosa harto infrecuente) la mujer podría llevarse este plus con ella.

En cuanto ahereu, «es una figura muy importante, porque a diferencia del ordenamiento jurídico catalán, que siempre es el primogénito, en Eivissa no, aunque era lo más normal». Sansano explicó que el elegido o elegida se fijaba más tarde, ya que el factor consanguinidad, o el comportamiento hacia los padres (mejor o peor) podría ser decisivo a la hora de elegir el principal heredero.