Laura Robles Quinteto sorprendió gratamente a los asistentes al concierto del jueves de la Mostra, en el baluarte de Santa Llúcia. Fotos: MARCO TORRES

Que sobre gustos cada cual tiene su altar, quedó bien demostrado en el concierto del jueves, tercero del programa 2003 de la Mostra de Jazz Injuve. El cartel ofrecía dos propuestas bien diferenciadas: Laura Robles Quinteto y Dead Capo, que actuaron por ese orden. Y ese fue el primer motivo de especulación por parte del respetable: ¿Por qué los programadores habían alterado el orden normal de actuación? Hasta ahora, los grupos españoles seleccionados por el Injuve siempre habían tocado en primer lugar, dejando a los invitados cerrar la gala.

Hasta se oyeron opiniones en las que se esgrimieron palabras como «xenofobia» y «prejuicios» para explicar el cambio. Excesivo, sin duda, pero que, en cualquier caso, indicaba la reacción de un sector del auditorio que se vio gratamente sorprendido por el buen hacer, la versatilidad y el de la banda que lidera Laura Robles. En cambio, el otro sector opinó que el orden estaba bien puesto, ya que Dead Capo desplegó toda su imaginación y marcha pelín verbenera para que el personal moviera el esqueleto pese a los calores, menos africanos esa noche.

Mejor dejar la cosa en que a cada cuál lo suyo y para gustos se hicieron los colores. Lo que uno valoró sobre todo del grupo peruano fue su entrega entusiasta para demostrar que sabían lo que tenían entre manos; que no se limitó al magnífico dominio de Laura Robles con el cajón. Momentos como el mano a mano de la «cajonera» con el bajista en «Cacería», un tema de la propia Robles con una estructura rítmica funky impactante; o la versión del «Blue in Green», de Bill Evans, a partir de la cadencia del panalivio (versión peruana de la habanera) con un Alonso Costa al piano realmente inspirado, fueron momentos de mérito que brillaron muy alto.