Stanislaw y Piotr Mlodoneniec con la comisaria de la muestra, ayer en la puerta de L'Hospitalet. Fotos: MARCO TORERS

El centro de l'Hospitalet acogerá a a las 20,00 la inauguración de la exposición «Mlodozeniec. La poesia útil», que permanecerá abierta en esta antigua iglesia de Dalt Vila hasta el próximo 20 de junio. La muestra, que se encuadra dentro de la «Primavera polonesa», una iniciativa de la Fundació Balears 21, resulta excepcional dentro del arte contemporáneo porque recoge una muestra representativa de la obra de tres generaciones de artistas de la familia Mlodozeniec: Stanislaw (1895-1959, su hijo Jan (1929-2001), y sus hijos Stanislaw (1953) y Piotr (1956). Más de un siglo de arte polaco en cuatro artistas de la misma sangre: «Todos ellos dotados de un tipo de imaginación poética similar e igualmente convencidos que el arte es un torrente de maravillas y sorpresas escondido en la cotidianidad, móvil e inestable», según apunta en el catálogo de la muestra la comisaria de la exposición, Marta Tarabuta.

El título de muestra, «La poesia útil», no es el que su comisaria pensó: «En un principio, la exposición se titulaba 'Poesia visual', pero no sé por qué ha habido un error en la traducción». En este sentido, y preguntada por este periódico si conocía la obra de Joan Brossa, Tarabuta señaló que no, pero que le gustaría, «porque podría ser una buena idea hacer una muestra conjunta de su trabajo con el de la familia Mlodozeniec».

Tal desconocimiento mutuo entre el arte en países europeos, es uno de los rasgos que destacó la directora de L'Hospitalet (anexo del Museu d'Art Contemporani d'Eivissa), Elena Ruiz Sastre: «Es importantísimo ver un poco de un arte que tuvo tanto que ver con las vanguardias y el realismo social y que nos es tan desconocido. Europa tiene gran necesidad de conocerse para llegar a formar una auténtica comunidad». En cuanto a la valoración de la muestra, Ruiz afirmó que la encontraba «deliciosa, llena de referencias y de creatividad. Saliendo de esa época oscura del comunismo resulta sorprendente, lo que prueba una vez más que la creatividad se salva siempre, afortunadamente, de las dictaduras políticas, que también pretenden ser dictaduras estéticas».