Hacía unos dos años que Pepita Escandell no escribía teatro. Un
cierto escepticismo acerca de la validez de su dramaturgia,
provocado por algún comentario mal intencionado, la han mantenido
alejada de un género muy querido por el público ibicenco de toda la
vida, que encuentra en sus comedias costumbristas, plenas de humor
y escritas en «ibicenco» coloquial, un retrato amable de la vida
antigua de la isla, antes de que el turismo alterará para siempre
la personalidad y el carácter de Eivissa.
La nueva obra se llama «Un senyor molt senyor», y ella misma la
dirigirá con el grupo del Casino des Moll para ser representada
próximamente en Can Ventosa. «Está dentro de mi línea habitual, con
tipos muy ibicencos. En este caso se trata de un señor que quiere
vivir a base de triquiñuelas y sin dar golpe; lo que aquí llamamos
un putifeina». «Ya había puesto un personaje similar en 'Pagesos i
senyors', que montó Merche Chapí en el claustro del Ayuntamiento»,
explicó a este periódico.
La obra está calentita aún. «La he escrito hace cuestión de un
mes, y tengo intención de estrenarla en Can Ventosa, porque me la
pidió la presidenta de Manos Unidas. Todavía no tengo fecha». La
obra sólo tiene cinco personajes, «y uno sólo se le oye. Pero así y
todo no es fácil encontrar a la gente. Es que en el grupo nos hemos
quedado más bien en cuadro; porque, o bien se han retirado porque
no quieren hacer más teatro, o porque son estudiantes y se van
fuera». Con modestia, pero firme, Pepita Escandell defiende su
creación: No sé si mi aportación al teatro es importante, pero
figuro en el registro de autores catalanes, y escribiendo en el
dialecto ibicenco, porque no quiero que se pierda».
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