La segunda jornada de los IV Curs de Cultura Popular de les illes Pitiüses, que organiza la Fundació «Sa Nostra», estuvo dedicada ayer al «L'ofici corsari a les Pitiüses». La conferencia corrió a cargo del escritor e investigador Pere Vilàs Gil, autor del libro «Jaume Planells 'Sit'. Història d'un corsari» (Editorial Mediterrània), que dedicó gran parte de su tiempo «a deshacer de una vez el entuerto de confundir el corsario con el pirata». «La gente los ha igualado, pero no tienen nada que ver una cosa con la otra, salvo que los dos ejercían su actividad en el mar», precisó.

Vilàs explicó que el corsario «era un señor que navegaba con todas las de la ley; con documentos y bajo el pabellón de una bandera y un soberano al que servía, que en ese momento era su Estado». A continuación, el director de la revista «Eivissa» se centró en explicar «quiénes eran los corsarios, qué es lo que hacían, dónde lo hacían y "sobre todo" por qué lo hacían», precisó.

El comienzo de la práctica del corso «se hunde en la noche de los tiempos. Hay noticias de que se hacía algo así en la época romana, y probablemente antes también, como lo habría en la época islámica, aunque no tengamos noticia escrita», apuntó Pere Vilàs. «En la Edad Media, a partir de la época catalana, van saliendo noticias esporádicas y es en el siglo XVII cuando se consolida, alcanzando su cénit, al menos en Eivissa, en el siglo XVIII».

La actividad corsaria «se extingue en el primer tercio del siglo XIX, porque ya se había dejado de corsear contra ingleses y franceses; cuando éstos desembarcaron en Argelia en 1830 se acabó la historia», concluyó el ponente.