«La casa payesa rural ha tardado en ser descubierta, de hecho, lo hicieron alemanas y catalanes de las vanguardias europeas de los treinta en adelante y fueron ellos los que la divulgaron y la dieron a conocer, estudiándola por primera vez». Con estas palabras, el arquitecto Félix Julbe se refirió ayer a la casa tradicional pitiusa, máxima protagonista del libro «Arquitectura y espacio rural en Ibiza», reeditado por la demarcación pitiusa del Col·legi Oficial d'Arquitectes de Balears veinte años después de su primera publicación y que fue presentado ayer en Can Llaneres. Julbe abrió un acto en el que también estuvieron presentes Javier Planas, presidente de la demarcación; Toni Manonelles, investigador de la tradición pitiusa; el historiador Martin Davies, y el también arquitecto y pintor Cis Lenaerts.

Durante su alocución, Julbe recordó que este libro nació hace veinte años con la intención de aportar «un planteamiento muy abierto y amplio» al estudio de la casa payesa. Así, el arquitecto explicó la relación que el movimiento moderno, al que estaba adscrito, por ejemplo, Josep Lluís Sert, encontró en estas viviendas rurales del Mediterráneo los principios que promulgaban desde su concepción ética y estética de la arquitectura, con puntos como el aprovechamiento del espacio y la integración en la naturaleza, entre otros.

Por su parte, Lenaerts rememoró el texto que incluyó en el libro, elaborado junto a Catalina Verdera, y para el que llegaron a estudiar más de un centenar de casas en la década de los setenta. Ya entonces, dijo Lenaerts, se advertía el riesgo de desaparición de estas casas. El libro recién reeditado cuenta entre sus novedades más destacadas la inclusión de un texto realizado por Martin Davies y Toni Manonelles en el que intentan indagar en los motivos por los que una casa payesa se sitúa en un lugar concreto y a qué factores había que atribuirlo. Entre dichos factores, Manonelles incorporó el contrabando, lo que habría permitido, sugirió, que muchas casas se construyeran en zonas que agrícolamente eran baldías, generando grandes ingresos económicos.