De hecho «histórico que nunca había ocurrido» calificaron ayer los
presidents del Govern balear, Francesc Antich, y de la Generalitat,
Jordi Pujol, la firma del convenio entre ambos ejecutivos por el
que se pone en marcha el Institut Ramon Llull. Sus objetivos: la
defensa de la lengua y la cultura catalanas y la proyección de las
mismas en el exterior. El encuentro entre los dos gobiernos
miembros del consorcio de la nueva institución cultural tuvo lugar
ayer en Palma y contó con la presencia del mundo cultural de las
Islas. Los actos fueron en la iglesia de Sant Francesc y en el
monasterio de la Real.
En un encuentro previo de los presidentes con los medios de
comunicación, Francesc Antich quiso recordar que «el apoyo unánime
de ambos parlamentos demuestra que la lengua y la cultura son una
cuestión de Estado en un lugar y otro». Antich calificó al
instituto de «instrumento importantísimo» para la proyección con
una «puerta abierta a otros gobiernos como el del País Valencià y
Aragó». Tanto Antich como Pujol «celebraron» la colaboración del
Estado «con presencia y dinero», comentó el president catalán, que
se hará a través del Instituto Cervantes.
Con un presupuesto para este año de 4'5 millones de euros, la
Generalitat aportará 300 y el Govern una cantidad más pequeña en
función de su población e ingresos. El president de la Generalitat
destacó la colaboración con Madrid para llevar a término esta
iniciativa, efectiva a través del Ministerio de Asuntos Exteriores
y con el ministro Josep Piqué como «aliado de forma clara». Tanto
Antich como Pujol aseguraron que éste era el «primer acuerdo entre
comunidades autónomas para la proyección de la lengua». Antich y
Pujol hicieron una ofrenda floral ante la tumba de Ramon Llull en
la iglesia de Sant Francesc. Allí estuvieron acompañados por los
consellers de Cultura de ambos gobiernos, Damià Pons y Jordi
Vilajoana; autoridades y, sobre todo, representantes de la UIB y
los distintos sectores culturales: artistas plásticos, escritores,
editores, galeristas, actores, músicos o responsables de
asociaciones ciudadanas, que también estuvieron en la Real, donde
se celebró el acto central en el patio del monasterio bajo la
estatua de Ramon Llull.
Los presidents visitaron la biblioteca histórica de la Real,
donde vieron algunos de los manuscritos de Ramon Llull que les
mostró Josep Amengual, general de los Sagrats Cors, que les dio
dado la bienvenida recordando la relación del intelectual con el
lugar. Fue Damià Pons quien habló de «internalización basada en el
intercambio», en la «diversidad», del «valor» de todas la lenguas y
culturas, de un mundo construido gracias al «respeto a los otros» y
en la «pluralidad en términos de igualdad». Para Pujol «sería un
error cerrarnos por temor a perder nuestra identidad» y abogó por
«estar presentes en el mundo» mediante «la creatividad». «Cada uno
tiene su responsabilidad», dijo. Los gobiernos crean el Institut.
Los creadores deben trabajar. El primer acto, en Moscú.
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