La Sala de Cultura de «Sa Nostra» acogerá a las ocho de esta noche
la inauguración de una exposición de pinturas de Vicent Ferrer
Guasch, en la que el veterano pintor ibicenco muestra 35 obras de
su última producción, que estarán expuestas al público hasta el
próximo día 28. «Es más bien como todas, para que vean que no me
quedo parado, sino que sigo estudiando, eliminando lo superfluo
para quedarme cada vez más sólo con lo esencial». «Así, en algunos
de los cuadros que ahora presento no hay ni ventanas ni puertas;
sólo juego con planos y luz, nada más», explicó a este periódico.
Y es que para Ferrer Guasch, «en pintura se sabe cuando se
empieza pero no se termina nunca, porque el día en que me copiara a
mí mismo, dejaría de pintar». Depuración, pues, sin llegar a la
abstracción, «una palabra mal usada, porque abstractos somos
todos». «Mejor hablar de figuración o no figuración; y mis cuadros
siempre representarán algo, casas, calles... No me considero un
abstracto puro, solamente pintura sin motivo de ningún tipo».
Un motivo recurrente durante la mayor parte de su trayectoria
artística, Eivissa: «pero ya puramente mental, la que no cambiará
nunca, porque yo la veo envuelta en una luz, una tranquilidad, una
paz que quiero reflejar en el cuadro». «La ciudad de Eivissa es una
pasión para mí, un reto que no se acaba nunca. Como si ella me
dijera: 'Sigue trabajando, porque te falta mucho tiempo y muchas
telas para llegar a hacerme la Eivissa que soy'». «Siempre seré
vencido por ella, por mucho que lo intente», comentó el artista con
vehemencia.
Una fidelidad incondicional. «Hace años que me limito a esta
sola temática, que llevo tan adentro; por eso lamento profundamente
lo que pasa en la isla, y lo peor es que no me veo con medios para
luchar contra esto. No me he rendido jamas en nada, sólo ante esta
Eivissa que destrozamos, patrimonio de la miseria», concluyó.
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