Dentro del ciclo de cenas-conciertos, que durante todo el verano
organiza el hotel Hacienda-Na Xamena, el pasado martes ofreció una
velada Sebastián Marine sobre «El piano en la Europa romántica del
siglo XIX. La música española». Esta era la segunda ocasión en la
que el prestigioso compositor, pianista y profesor granadino visita
Eivissa; la anterior fue en octubre de 1999 como solista del
«Concierto para piano y orquesta», que ofreció en el recinto ferial
la Orquestra Simfònica de Balears dirigida por Salvador Brotons.
La relación de Cavestany con Mariné se remonta a los años en los
que el primero era alumno suyo en el Real Conservatorio Superior de
Música de Madrid. «Conocí ese concierto hará unos diez años. Estaba
en clase, me enseñó la partitura y me sorprendió porque era un
concierto para gran orquesta y el piano estaba tratado de una forma
muy personal, no como suele escribir alguien que estudia en el
conservatorio. Conociéndole, estaba en conexión con su forma de
ser, muy vehemente, expresivo, apasionado». «Lo tocamos en Palma y
aquí y fue una experiencia gratificante, en la que todos trabajamos
con cariño», recordó.
En cuanto a su propia producción, explicó que «es más bien
intimista, expresiva, simbólica; trato también que sea muy perfecta
y equilibrada formalmente. Me interesa mucho la comunicación a
nivel metamusical, no que sea tan solo una obra hermosa, para
entendernos». Por lo que hace a compositores con los que conecta
«en su forma de sentir y expresar, te diría Messian, Webern y
Ludowlaski. Es curioso, en mi estilo personal he llegado a cosas
que luego he visto que estaban en sintonía con ellos, y antes de
conocer su música». Obra de cámara, piano, orquesta, «incluso una
ópera con textos de Espriu», figuran en la música personal de
Sebastián Mariné.
«Es una mezcla curiosa entre modalismo y dodecafonismo, pero sin
ser una cosa ni la otra. Es un estilo en el que estoy a gusto, el
mismo desde que escribí la primera obra, hará unos 20 años. No
siento la necesidad de ruptura, de cambio ni de ir a la moda».
Entre la disyuntiva compositor o intérprete, lo tiene claro. «Lo
principal es el compositor, en donde el resultado tiene que ver
sólo con uno mismo; porque en un concierto entran muchas
circunstancias: cómo esté el piano, cómo estés tú, el clima, el
tipo de público... Cualquier cosa te influye, y no puedes corregir
los errores».
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