A lo largo del día de hoy José Luis de Vilallonga será dado de alta
en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario, donde ha instado
ingresado desde el pasado lunes, tras sufrir una crisis cardíaca.
El doctor Torres Balanzat, director del centro, explicó ayer en
rueda de prensa ante los numerosos medios de comunicación
personados en la clínica, que el escritor, actor y aristócrata «se
encuentra perfectamente; ha pasado la noche muy tranquilo, el
marcapasos que se le ha instalado responde sin problemas y el
corazón le funciona perfectamente».
El facultativo añadió que Vilallonga había recibido «bastantes
visitas, no sé si de famosos, porque no los conozco, y muchas
llamadas telefónicas, interesándose por su salud». Durante toda la
crisis, el escritor ha permanecido en compañía de su hijo Fabricio
y de su esposa, Begoña Aranguren. El primero informó a este
periódico en la tarde de ayer que su padre se encontraba «muy
relajado y con su buen humor de siempre. Ha sido más el susto que
la gravedad, porque lo de marcapasos impresiona; pero la vedad es
que los doctores Vilás y Laplaza han hecho un gran trabajo y
estamos muy contentos».
Fabricio, quien apuntó estar «un poco nervioso», por la tensión
de los dos últimos días, añadió que «seguiremos aquí, en casa y con
la vida normal, como si nada». Por su parte, Begoña Aranguren
explicó en la tarde de ayer a este periódico que su marido se
encontraba muy tranquilo, que había estado leyendo los periódicos
y, que en esos momentos (las siete de la tarde) estaba «viendo una
corrida de toros en la tele».
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