La reina Sofía, acompañada por el presidente de la Generalitat
valenciana, Eduardo Zaplana, visitó ayer varias de las exposiciones
que conforman la Bienal de Valencia, que se prolongará en distintos
escenarios de la ciudad durante los próximos cinco meses. La
comunicación, la confrontación y la desaparición de la frontera
entre las artes es la idea central de las ocho exposiciones y
eventos de la primera edición de la Bienal, que fue inaugurada
ayer.
Doscientos artistas experimentales con sus instalaciones y
actuaciones ocupan distintos y sorprendentes espacios públicos de
la ciudad que van desde una antigua Gallera, pasando por las Reales
Atarazanas,unos antiguos astilleros medievales, hasta el claustro
de un convento renacentista y las instalaciones del Jardín
Botánico.
La visión de doce artistas rusos recreando distintos aspectos de
los ritos nupciales, la propuesta poética de jóvenes valencianos
ante la globalización y la proyección de imágenes de la memoria son
algunas de las exposiciones que ayer abrieron sus puertas en
distintos espacios de la ciudad. Las Reales Atarazanas, un antiguo
astillero medieval, acogió ayer la primera de las exposiciones
abiertas, donde bajo el título «Russian madness» se combina el
trabajo de doce artistas rusos de diferentes lenguajes,
seleccionados por el crítico ruso Viktor Misiano y dirigidos por el
americano Robert Wilson.
El Monasterio de San Miguel de los Reyes presentó «Líneas de
fuga», una singular propuesta fotográfica y pictórica referida al
proceso de la globalización, que se completa con la lectura en
castellano y valenciano de poesía discursiva a cargo de catorce
poetas.
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