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El hotel Hacienda-Na Xamena del Puerto de Sant Miquel es el escenario en el que a partir de las siete y media de mañana viernes Marie-Antoinette Courtens inaugurará una exposición con sus últimas creaciones. La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 24 de junio, está centrada en dos series de nueve obras cada una unidas a modo de políptico pero conservando su individualidad. Junto a ellas, habrá cinco obras pequeñas. Todas las piezas, realizadas con acrílicos, «están realizadas siguiendo un proceso lento, para conseguir distintas transparencias, explicó la artista holandesa, quien desde los años setenta pasa largas temporadas en Eivissa.

Fiel a sus abstracciones, «la vista, la ubicación, la luz y los atardeceres distintos de cada día han sido la fuente de inspiración para los cuadros que ahora presentó», apuntó Courtens para quien «la luz y los colores son las características dominantes en mis obras, que siendo abstractas he podido comprobar que influyen emocionalmente en los espectadores que las miran». Un mundo abstraído con el referente claro de la isla. «Eivissa tiene para mí todo lo que puede necesitar un pintor: la tierra roja y el azul del Mediterráneo, que siempre cambia según los reflejos de la luz del sol; tonos que procuro reflejar siempre en mis cuadros».

Así, sin prisas, y aunque reconoce que «pinto todo los días», la producción de Marie-Antoinette Courtens es limitada. «Unos seis cuadros al año, aparte de algunas litografías y grabados. Es que a pesar de los años que llevo en esto, cada vez me resulta más difícil pintar un cuadro; acaso porque con los años cada vez soy más crítica con lo que pinto y siempre estoy dudando. Pero no me importa, porque pienso que tanto la crítica como la duda sistemática son factores importantes para el desarrollo de mi trabajo».