Cualquier arquitecto que decida realizar alguna intervención en un
casco antiguo parece estar destinado a recibir todo tipo de
críticas. Más aún si estos cascos históricos son los de Toledo o
Eivissa, recintos que han merecido en distintas épocas el
reconocimiento de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. El
estudio formado por el ibicenco Elías Torres y José Antonio
Martínez Lapeña ha firmado en la última década los proyectos, entre
muchos otros, de la escalera de acceso al Castillo de Dalt Vila y
de las escalas mecánicas para acceder al casco histórico de Toledo,
trabajo este último por el que el jurado de la VI Bienal de
Arquitectura Española les ha concedido una de las dos menciones
especiales del certamen.
Manuel de las Casas, presidente del jurado y director de la
Bienal, indicó durante la entrega de premios celebrada el pasado
miércoles (y en los que Rafael Moneo logró el principal galardón
por el Kursaal de San Sebastián) que la obra de Torres y Martínez
Lapeña es, «sin duda, una de las mejores soluciones dadas en Europa
para tan difícil cuestión». Añadiendo que «su brillantez formal
añade a la cornisa de la ciudad histórica los valores de la
modernidad».
En el momento de su inaguración, las escaleras mecánicas
suscitaron una intensa polémica entre los habitantes y las
instituciones de Toledo, que recordó, en muchos sentidos, a la
nacida en Eivissa al finalizarse la escalera de acceso al Castillo.
En el caso de Toledo, el proyecto se acometió para aligerar el
tráfico rodado que accedía al casco antiguo. Las escaleras
mecánicas han logrado disminuir dicho problema circulatorio
descongestionando las estrechas calles toledanas. Además, la
ubicación en el barrio antiguo de algunas instituciones
burocráticas, como la Diputación de Toledo acrecentaba el tráfico
en dicho lugar, aspecto que la obra de Torres y Martínez Lapeña ha
compensado.
En el futuro próximo, Elías Torres y José Antonio Martínez
Lapeña, junto con los arquitectos Salvador Roig y Xavier Pallejà,
se enfrentarán a un nuevo recinto histórico, al que la polémica
envuelve desde hace décadas: el Castillo de Eivissa, cuyo plan de
usos y viabilidad económica ya ha sido presentado.
«Cuando una obra es de utilidad la gente la
valora»
Para José Antonio Martínez Lapeña, responsable junto a Elias Torres
del proyecto ahora distinguido con una mención especial en la VI
edición de la Bienal de Arquitectura, este reconocimiento supone
«una natural satisfacción; porque después de hacer un esfuerzo
importante como fue el proyecto y la ejecución de una obra más bien
compleja, que un jurado tan cualificado lo tenga en cuenta y lo
valore es un motivo de alegría». Acerca de la polémica surgida
entre los habitantes y las instituciones de Toledo por la
construcción de la escalera mecánica ahora premiada, el arquitecto
catalán parece tener clara su postura. «Es que las críticas no se
sabe muy bien en función de qué se hacen; yo creo que cuando haces
una obra que tiene una utilidad inmediata, práctica y clara, la
gente la valora».
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