La consellera de Cultura, Fanny Tur, observa el interior de la cisterna encontrada desde la nave principal del templo.

Las obras que actualmente se llevan a cabo en el interior de la iglesia de Sant Jordi, iniciadas el pasado día 18 de diciembre, han desvelado una serie de secretos que permanecían en el subsuelo de la nave principal del templo. El inicio de los trabajos, al levantar el pavimento, pusieron al descubierto una sepultura a los pies del altar, otras dos sepulturas en la nave central y dos criptas, además de una cisterna de grandes dimensiones ubicada bajo la superficie ocupada por el altar. Asimismo, fueron halladas las canalizaciones de dicho depósito de agua y pequeñas porciones del antiguo pavimento de la iglesia, con toda probabilidad instalado en el siglo XVIII.

Los hallazgos provocaron la organización de una prospección arqueológica de urgencia por parte de la Conselleria de Cultura del Consell Insular, intervención que llevaron a cabo las arqueólogas Ana Mezquida y Belén Garijo. En dicha prospección se estudiaron las estructuras visibles gracias a las obras, por lo que las arqueólogas en su estudio no descarten que futuras campañas «se pueda documentar la existencia de estructuras anteriores que completen el conocimiento sobre la ocupación de este espacio a lo largo de su historia».

Respecto a la sepultura hallada a los pies del altar, en la misma se encontró un esqueleto muy dañado por la humedad y restos del ataúd. Según parece, y dada la orientación de la tumba, es muy probable que allí fuera enterrado un párroco, señaló, aunque aún no se ha podido precisar quién debió ser este religioso.