El escritor mallorquín Baltasar Porcel se alzó el jueves con el Premio Ramon Llull, convocado por la editorial Planeta y dotado con 10 millones de pesetas. Porcel obtuvo el galardón con la novela «L'emperador o l'ull del vent», en la que reconstruye la vida de los franceses prisioneros en Cabrera a principios del siglo XIX. Porcel se presentó al premio con el pesudónimo de Ramon Pérez Llull.

Con este galardón, Baltasar Porcel recibe uno de los pocos premios de las letras catalanas que aún se le resistían. El escritor de Andratx explicó en Barcelona, poco después de conocer el veredicto del jurado, que se presentó al premio «no por la dotación económica, que es elevada, sino por ser un premio de una gran difusión mediática que da mucha publicada a la obra. Un libro que tiene premio siempre tiene mayor impulso, que era lo que buscaba presentándome a él». Pese a ser un premio mediático, Porcel aseguró que «en ningún momento he rebajado mi exigencia a la hora de escribir esta novela».

Porcel reconoció que hacía 30 años que la obra le rondaba por la cabeza: «Se me ocurrió escribir algo sobre los franceses que vivieron prisioneros en Cabrera desde que a principios de los 60 acudí por primera vez a la isla y me encontré los restos de aquellos años, que me impresionaron. Me di cuenta que Cabrera fue el primer campo de concentración de la historia de la humanidad. Además, siempre me ha interesado la época napoleónica, la revolución francesa. He leído mucho sobre esta etapa de la historia de Francia y me he documentado bien. ¿Por qué la he escrito ahora? Seguramente, porque era el momento, porque la tenía ya madura en la cabeza».

Los hechos que narra la novela son evocados en 1850 por un soldado francés que sobrevivió al cautiverio en la isla balear y que vive en París. Éste va explicando los hechos a través de recuerdos personales, cartas y entrevistas. A medida que este personaje nos presenta la historia, se van sucediendo una serie de revelaciones que nos conducen hacia una intriga y un misterio que no se desvelará hasta el final de la obra. Todo ello narrado con el lenguaje expresivo habitual en Baltasar Porcel.