Con el título de «el abrazo» se inauguró ayer en Berlín una
exposición dedicada íntegramente a Pablo Picasso y que quiere ser
un regalo de España a Alemania en el décimo aniversario de la
reunificación. El hijo del artista, Claude Picasso, fue el
encargado de elegir el nombre de la muestra que recuerda
simbólicamente la unión de las dos Alemanias y además actúa como
hilo conductor de las 130 obras expuestas. Desde carboncillos hasta
los más elaborados óleos, el protagonista es el abrazo, la comunión
entre seres humanos.
Las salas de la «Neue Nationalgalerie», un edificio de salas
diáfanas y abiertas diseñado por el arquitecto Mies Van der Rohe,
se convierten en un recorrido por los estudios del cuerpo humano y
los sentimientos realizados por el pintor malagueño. «El cuerpo es
un vehículo de las emociones, los miedos, las dudas, la rabia y las
alegrías. Su omnipresencia en la obra de Picasso subraya que para
él todos los caminos del arte conducen al cuerpo, a lo carnal y a
lo orgánico», aseguró Claude Picasso, comisario de la
exposición.
Las obras proceden de 15 museos de todo el mundo, desde el
Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, hasta el Musee de L Ermitage
de San Petesburgo o el Museo de Arte Moderno de Nueva York, que han
sido reunidos por primera vez para la ocasión. «Ha sido también un
reencuentro entre cuadros que son como viejos amigos que han estado
separados mucho tiempo», dijo el comisario. Esta es la primera vez
que España organiza una exposición dedicada íntegramente a Picasso
en el extranjero.
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