El catedrático de Historia Bartolomé Escandell, a pesar de estar jubilado de sus labores docentes, no para. Los proyectos que tiene entre manos este ilustre intelectual ibicenco impresionan por su dimensión, complejidad y alcance. Minuciosos trabajos de investigación rigurosa, miles de horas de estudio y un sentido ético del deber que, afortunadamente, está muy por encima de ciertas críticas descalificadoras que recibe precisamente en su propia isla, avalan su bien merecido prestigio nacional e internacional. En él se cumple literalmente el dicho de que «Nadie es profeta en su tierra», y su delito principal parece ser que le viene por escribir sus obras en castellano, amén de por publicar datos históricos que difieren de la versión oficial de algunos momentos históricos aceptados como inamovibles.

En su domicilio ibicenco, donde pasa sus vacaciones al tiempo que trabaja, nos recibe para ponernos al día de esos proyectos que mencionábamos, cuatro en concreto, algunos de repercusión nacional: La redacción, junto con 400 académicos, del primer «Diccionario Biográfico e Hispánico»; la dirección de la «Historia de la Inquisición en España y América»; el tercer tomo de su obra más próxima y ambiciosa, «Ibiza y Formentera en la Corona de Aragón (Siglos XVII y XVIII), que por su extensión irán en dos volúmenes; y por último, la preparación de dos cursos que impartirá en octubre en la Universidad Complutense de Madrid, uno sobre la esencia de la historia, sus caracteres y funciones, y el otro sobre Humanidades y Humanismo; temas estos de notable actualidad a raíz de la polémica surgida por el informe de la Academia de la Historia acerca de la situación de la enseñanza en España.

El «Diccionario Biográfico e Hispánico», «es una vieja aspiración de la Academia de la Historia, que nació casi al mismo tiempo que Felipe V la fundase en 1738; pero se había planteado con tanta ambición que la empresa resultaba irrealizable. Hasta que hace unos meses el actual director retomó la idea con bases más factibles y realizables; y durante unas jornadas que se celebraron en Madrid en junio, a la que asistieron todos los presidentes y directores de las academias de Historia de Hispanoamérica, hemos puesto en marcha su realización, que será complejísima, porque va a contar con los medios informáticos con los que trabajamos actualmente y hay que unificar criterios y procedimientos», explicó.