La iglesia de Sant Miquel, con el paso del tiempo, está recuperando
la imagen que presentaba hace doscientos años. Dos restauradoras,
María Docavo y Cecilia Orueta, están procediendo durante este mes a
la restauración de dos capillas situadas en uno de los laterales
del templo, en las cuales, durante unas reformas, fueron
encontradas varias pinturas realizadas con la técnica del fresco.
Hace cinco meses, los obreros realizaron unas primeras catas que
dejaron al descubierto motivos florales y ángeles en una de ellas,
además de la advocación de la capilla. Según las restauradoras,
este tipo de motivos es extraño en Eivissa, y, aunque no descartan
encontrar algunos similares en otras iglesias, ésta es la primera
ocasión en la que salen a la luz en la isla. Aquellas primeras
catas se han convertido en un esmerado trabajo de restauración que
ha permitido recuperar casi íntegramente las policromías de una de
las capillas y encontrar grabado en ella el año de su construcción:
1769. De hecho, la misma inscripción permite incluso identificar al
párroco de aquella época. No se descarta que la segunda, en un peor
estado de conservación, pertenezca a la misma época, una vez
comprobadas las similitudes de las molduras existentes entre
ambas.
En la capilla más dañada, las restauradoras han podido señalar
diversas intervenciones posteriores a su construcción, realizada
originalmente con mortero de arena y cal. «Quedan enlucidos y
restos de cemento que indican que fueron reformadas con
posterioridad -explican-. Seguramente, la capilla presentaba muchos
desperfectos debido a la humedad». En este segundo caso, la
advocación ha desaparecido.
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