Vara de Rey volvió a ser el punto de mayor afluencia de lectores y vendedores en esta jornada. Foto: GERMÁN G. LAMA

Sólo el viento logró empañar ligeramente la celebración ayer del Día del Libro, festividad de Sant Jordi. Los diversos ayuntamientos pitiusos vivieron una jornada dedicada a la letra impresa y un gran número de personas repartieron su tiempo entre la búsqueda de libros y las primeras visitas de la temporada a la playa, hecho favorecido por el sol reinante. El paseo de Vara de Rey, en Eivissa, volvió a convertirse en el punto más transitado del Día del Libro en la isla.

Desde primera hora de la mañana, los más madrugadores iniciaban el tradicional recorrido de mesa en mesa hojeando ejemplares y revisando portadas. Desde aquellos que habían realizado una rápida escapada para comprar el periódico y quedaron atrapados por la oferta literaria, hasta las familias que organizaron una verdadera excursión y mostraban a los más pequeños todo tipo de libros ilustrados, todos vivieron con intensidad un año más el día de Sant Jordi.

Uno de los puntos más concurridos fue, sin duda, el pequeño taller de puntos de lectura organizado por la Biblioteca Municipal de Can Ventosa. Las horas matinales fueron de auténtico vértigo para los responsables de esta caseta, que se vieron literalmente desbordados por los niños, y no tan niños, que querían fabricarse su propio punto de lectura personalizado en papel y cartulina. Una vez terminada la pequeña obra de arte, el punto era plastificado allí mismo para asegurar su buena conservación.