Sólo el viento logró empañar ligeramente la celebración ayer del
Día del Libro, festividad de Sant Jordi. Los diversos ayuntamientos
pitiusos vivieron una jornada dedicada a la letra impresa y un gran
número de personas repartieron su tiempo entre la búsqueda de
libros y las primeras visitas de la temporada a la playa, hecho
favorecido por el sol reinante. El paseo de Vara de Rey, en
Eivissa, volvió a convertirse en el punto más transitado del Día
del Libro en la isla.
Desde primera hora de la mañana, los más madrugadores iniciaban
el tradicional recorrido de mesa en mesa hojeando ejemplares y
revisando portadas. Desde aquellos que habían realizado una rápida
escapada para comprar el periódico y quedaron atrapados por la
oferta literaria, hasta las familias que organizaron una verdadera
excursión y mostraban a los más pequeños todo tipo de libros
ilustrados, todos vivieron con intensidad un año más el día de Sant
Jordi.
Uno de los puntos más concurridos fue, sin duda, el pequeño
taller de puntos de lectura organizado por la Biblioteca Municipal
de Can Ventosa. Las horas matinales fueron de auténtico vértigo
para los responsables de esta caseta, que se vieron literalmente
desbordados por los niños, y no tan niños, que querían fabricarse
su propio punto de lectura personalizado en papel y cartulina. Una
vez terminada la pequeña obra de arte, el punto era plastificado
allí mismo para asegurar su buena conservación.
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