El historiador ibicenco Artur Parron, con el director de Edicions Documenta, David Ginard, durante la presentación de la obra, ayer en «Sa Nostra». Foto: VICENÇ FENOLLOSA.

«La memoria histórica es imprescindible para la convivencia y la reconciliación, y todavía existe mucho miedo a hablar sobre lo que fue la Guerra Civil en estas islas». Tal es la impresión que tiene sobre el tema el joven historiador ibicenco de 27 años Artur Parron, que ayer presentó en la Sala de Cultura de «Sa Nostra» su trabajo «La Guerra Civil a Eivissa i Formentera». La obra es el volumen número 21 de la colección «Quaderns d'Història Contemporània, publicado por Edicions Documenta Balear, cuyo director, David Ginard, también estuvo presente en el acto.

Este «Quadern», de 60 páginas, con fotos, cronología y bibliografía, es sólo un pequeño resumen del material que Parron ha escrito sobre el asunto. «La extensión me ha sido dada por exigencias de la colección. El resto está en mi ordenador, durmiendo el sueño de los justos, esperando a ver qué hago con tanto material», explicó a este periódico. Las fuentes han sido «la lectura de los libros que hay sobre el tema y la prensa local y de la península, especialmente la catalana, porque la expedición republicana que vino fue de allí». «Libros escritos en Eivissa hay pocos; he usado sobre todo lo que se ha publicado en Mallorca, especialmente las obras de Masó i Muntaner, un monje de la abadía de Montserrat que ha publicado varios libros sobre la Guerra Civil en Mallorca, aunque tangencialmente trata también de lo ocurrido en Eivissa y Formentera», explicó el joven historiador, que empezó a interesarse por el aún espinoso asunto «hace unos seis años, en los primeros cursos de la carrera».

No cree Artur Parron que se haya producido una reconciliación auténtica de las partes enfrentadas en la Guerra Civil en Eivissa y Formentera. «Lo peor ha sido la ocultación de los hechos, el miedo a expresarse libremente sobre el tema; y no es cuestión tampoco de abrir la caja de los truenos, pero creo que ya va siendo hora de que nos enfrentemos a esa parte de nuestra historia, que no está digerida todavía; en absoluto». «Me refiero a temas como la placa de la Catedral, o a las señales de las ejecuciones en el cementerio de Formentera, que las cubrieron con cemento. Son dos ejemplos, dos símbolos que aún están demasiado vivos para mucha gente».