El inicio de la tramitación del expediente para convertirlo en BIC asegura la protección interior y exterior del teatro Pereyra. Foto: VICTOR MOLINA.

La Comissió de Patrimoni ha decidido por unanimidad el inicio de la tramitación del expediente que convertirá al teatro Pereyra en un Bien de Interés Cultural (BIC). Esta determinación fue suscrita por este organismo en la reunión que mantuvo en el Consell Insular el pasado lunes, en la que también se tomó una decisión idéntica respecto a la Casa Broner de sa Penya.

La presidenta de esta Comissió, Fanny Tur, aseguró que, a partir del inicio de dichos expedientes, ambos inmuebles ya se encuentran protegidos en los términos que especifica la Llei de Patrimoni acerca de los BIC. En ambos casos, la categoría con la que serán catalogados será la de monumento. Esta clasificación, explicó Tur, asegura la conservación tanto del exterior como del interior de los edificios, al contrario de lo que suceden en las declaraciones como conjuntos, en las que sólo se protegen las fachadas (como es el caso de las iglesias de Eivissa y Formentera).

La presidenta de la Comissió recordó que la tramitación de un bien para convertirse en BIC es «una cuestión de meses y de meses largos». Tur apuntó que, en el caso de las iglesias pitiusas, fueron necesarios 20 años para lograrlo, aunque añadió bromeando que en este caso no será necesario tanto tiempo.

Patrimoni no ha incluido una declaración de área de influencia para el Pereyra, ya que está incluido en el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) de sa Penya y la Marina. Sin embargo, en el caso de la Casa Broner sí se ha señalado este área debido a la «específica realidad sociológica y urbanística de sa Penya», en palabras de Tur. Fanny Tur afirmó haber realizado contactos con la familia Matutes Tur, propietaria del Pereyra, destinados a la compra del inmueble por parte del Consell, encuentros que resultaron infructuosos ante la negativa a vender de los legítimos propietarios. En cuanto sea declarado oficialmente BIC, los propietarios deberán garantizar su perfecta conservación, tal y como contempla la Llei de Patrimoni, así como facilitar horarios para que pueda ser visitado por el público.