Aspecto general de la exposición de iconos de Bielorrusia durante la inauguración, ayer, en «Sa Nostra».

«Gracias al esfuerzo del museo pudieron salvarse estas piezas durante el ateísmo oficial soviético». Con estas palabras, Peter Khotko, director delegado del Museo Nacional de Bellas Artes de la República de Bielorrusia mostró a este periódico el orgullo que sentía al presentar en la Sala de Cultura de «Sa Nostra» la exposición «La pintura d'icones de Bielorússia els segles XVI, XVII y XVIII. Nous descubriments». Los 31 iconos, distribuidos por las dos salas del centro, podrán ser contemplados por el público ibicenco hasta el próximo 7 de marzo.

Esta expresión artística del fervor religioso eslavo sigue vigente, tras el paréntesis del ateísmo oficial soviético y una vez que Bielorrusia adquirió su independencia. «Todavía se hacen iconos, con la misma técnica (temperas y pan de oro, sobre todo) que en los siglos pasados», apuntó Khotko, quien se mostró satisfecho de la colaboración del museo de Minsk con varios centros culturales de Cataluña y Balears desde 1997, cuando presentaron en varias ciudades españolas la exposición de pintura bielorrusa soviética entre los años 1930 y 1970 titulada «El poder de les imatges», que tuvo su correspondencia con la muestra de «Los Caprichos» de Goya en el Museo Nacional de su país.

La comisaria de esta extraordinaria exposición de arte religioso, Marta Sierra, destacó por su parte la oportunidad única de poder contemplar una muestra de esta categoría. «Es una colección de un valor importantísimo, que nunca se había visto en España. Su visita es muy recomendable, además, porque el arte es la mejor puerta de entrada para conocer otros pueblos y comprenderlos».

En cuanto a las peculiaridades artísticas de la muestra, Sierra explicó que los iconos bielorrusos, menos conocidos que los rusos y los polacos, tienen una personalidad propia, «ya que este país es una encrucijada entre la Europa del Este y la del Oeste y por lo tanto han recibido siempre ambas influencias en su arte y en su forma de ser».