El fotógrafo Alberto García Alix (León, 1956), que recibió el pasado martes el Premio Nacional de Fotografía que concede el Ministerio de Cultura, es un enamorado de Formentera, isla en la que se ha comprado una residencia donde acude a descansar, sobre todo en verano. La única exposición que este retratista de una generación ligada a la leyenda y la marginalidad ha realizado en las Pitiüses tuvo lugar entre julio y agosto de 1997 en la galería Van der Voort.

En aquella ocasión, según recuerda la directora de la galería, Cati Verdera, García Alix expuso un total de 30 fotografías realizadas desde finales de los años 70 hasta 1997. Su temática iba desde los objetos y lugares de su predilección hasta una serie de retratos, faceta esta última en la que el autor suele poner una atención especial, con un estilo que cada vez va alcanzando mayor prestigio. La exposición se completaba con los últimos cinco números de la revista «El Canto de la Tripulación», dirigida por este fotógrafo leonés de largo y completo curriculum profesional.