Los concejales del Ayuntamiento de Eivissa que no se han desplazado
a Marraquech para seguir la designación de Patrimonio de la
Humanidad tampoco quisieron perderse la fiesta. Por esta razón, se
reunieron todos en el despacho del alcalde, Xico Tarrés, en el
Consistorio "junto a la consellera Fanny Tur y Sofía Hernanz" para
seguir, vía telefónica, la lectura del comité de la Unesco.
No se esperaban demasiadas sorpresas "hace ya dos días que se
conoce oficiosamente la denominación de Eivissa", así que las
botellas de cava esperaban, bien frías, el momento de ser
descorchadas y sobre la mesa del alcalde corrían los bombones.
En el momento de la lectura del dictamen, Tarrés llamó desde su
móvil al Ayuntamiento y colocó el aparato junto a los ponentes;
desde Eivissa, los concejales, consellers y periodistas seguían las
palabras gracias a un sistema de manos libres. A pesar de que en el
momento de comenzar la rueda de prensa todo eran gestos de tensión,
el discurso en francés de los dirigentes de la Unesco se fue
alargando y alargando hasta aburrir a los presentes. De pronto, de
entre las palabras en galo todos distinguieron una: «Ibiza».
Entonces, los corchos de las botellas comenzaron a volar.
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