Las estrofas tristes y melancólicas del fado despidieron ayer a
Amalia Rodrigues, «La Voz de Portugal», cuyos restos fueron
sepultados en el cementerio lisboeta de Los Placeres, tras un
funeral de Estado en la basílica de Estrela, al que asistió el
presidente portugués, Jorge Sampaio.
Los actos fúnebres comenzaron con una misa de cuerpo presente.
El féretro con los restos mortales de la cantante estaba cubierto
con la bandera nacional y rodeado por miles de flores. El acto
religioso fue acompañado por diez intérpretes de guitarra
portuguesa y terminó con la canción «Grito», coreada por miles de
personas congregadas frente a la basílica y que la propia cantante
había elegido para su despedida.
Bajo una lluvia de flores, el cortejó tuvo que interrumpir su
paso en numerosas ocasiones, mientras espontáneos entonaban fados.
Los restos mortales de Amalia Rodrigues reposarán provisionalmente
en el mausoleo que el Ayuntamiento de Lisboa posee para sepultar a
los hijos ilustres de la ciudad. Las autoridades no han confirmado
que los restos de «la Gran Dama del fado» reposarán definitivamente
en el Monasterio de los Jerónimos, donde se encuentran sepultados
varios reyes lusos, el navegante Vasco de Gama o el literato Luis
de Camoes.
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