Grass "que desempeñó oficios tan diversos como minero, músico,
escultor de lápidas mortuorias y cocinero" fue laureado con el
Premio Nobel de Literatura 1999 por «haber descrito con fábulas
vivaces el rostro olvidado de la historia», según anunció Horace
Engdahl, secretario permanente de la Academia Sueca.
El escritor alemán Günter Grass interpreta el Premio Nobel de
Literatura como un reconocimiento no sólo a su obra, sino a una
«tradición» literaria de compromiso político y cívico.
En una rueda de prensa celebrada en su abuhardillada oficina de
la ciudad septentrional de Lübeck, donde reside, Grass recordó que
el último autor alemán que recibió el Nobel fue también un autor
que analizó su siglo, Heinrich Boll, galardonado en 1972. «Heinrich
Boll seguramente estaría contento con esta elección, siempre he
tratado de seguir con su tradición», dijo el flamante premio Nobel,
quien recalcó que la obligación de un autor no es sólo literaria
sino social y política. Grass espera que su premio sirva para que
nuevas generaciones de autores alemanes se interesen por esa
tradición, «que temo mucho está desapareciendo, pues muchos
escritores responden a la demanda creciente de diversión y
prefieren contar historias de parejas que a mi no me
interesan».
Practicar un tipo de literatura «picaresca», como él ha hecho en
«El tambor de hojalata», en «Es cuento largo» o en su última obra
«Mi siglo», es fundamental para explicar la historia, no desde el
punto de vista habitual de quienes la determinan, sino de «quienes
son atropellados por ella». Eso es especialmente importante cuando
se es alemán, recalcó el autor.
«No está bien que los jóvenes tengan que sufrir el estigma de
ser alemán, pero también las nuevas generaciones tienen que asumir
la responsabilidad de que algo así (el pasado nazi) no se repita»,
afirmó el escritor.
Grass dijo que entiende el deseo de «normalidad» de los alemanes
de hoy pero advirtió de que Alemania no ha llegado a ese punto de
superación de su pasado.
«Tenemos que seguir enfrentándonos a la Historia; para mi es
algo obvio», dijo.
En la rueda de prensa, Grass dejó claro que él sigue preocupándose
por los problemas políticos y sociales del pasado y del presente y
que el premio Nobel de Literatura no le ha quitado el espíritu
combativo.
Entre dos comentarios sobre literatura "explicó que cree que «El
tambor de hojalata» será su libro más duradero, y contó que él
disfrutó sobre todo escribiendo «Es cuento largo»" Grass lanzó
ataques contra la energía atómica, contra Helmut Kohl y contra la
industria alemana. «¿Quién puede negar que el medioambiente está
destruido?», se preguntó el escritor, que manifestó su esperanza de
que las centrales atómicas sean desconectadas «de una vez por
todas». Felicitó, en este sentido, al político socialdemócrata
Hermann Scheer, galardonado también ayer con el premio Nobel
Alternativo por su labor a favor del uso de energías solares.
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