La sede del Museu Arqueològic situada en el Puig des Molins se
encuentra de vacaciones estivales por lo que respecta a su labor
expositiva. Pero si bien la temporada de reposo afecta a las piezas
que esta institución conserva, no puede decirse lo mismo del
edificio, que está siendo sometido a una intensa y profunda reforma
que debe convertirlo en una moderna instalación museística.
Al mediodía de ayer, los obreros habían terminado su jornada
laboral. El panorama que dejaron tras ellos era desolador y
esperanzador al mismo tiempo, por lo que suponen estas obras. Los
muros repicados y las columnas al descubierto descubrían al
observador el esqueleto del edificio, necesitado desde hace tiempo
de esta intervención.
El nuevo museo, el que hasta el momento sólo existe sobre los
planos, incorporará nuevos sistemas expositivos, sala de
conferencias, biblioteca, un área interna de trabajo, etc... «Unas
obras ambiciosas», según Jordi Fernández, director del Arqueològic.
La reforma eliminará una de las actuales salas de exposición,
aunque, según Fernández, no afectará al número de piezas exhibidas,
ya que el proyecto contempla un aumento de los metros lineales de
pared para esta función.
El pasado mes de junio el Museu Monogràfic cerró todos sus
servicios al público. De momento, las visitas a la necrópolis
tampoco serán posibles y, de hecho, todo el perímetro será vallado
de nuevo. La previsión es que todo este proyecto esté finalizado
para inaugurar el nuevo milenio. Así, el año 2000 significará para
el Museu Arqueològic el primer paso de un largo camino que deberá
culminar con la ubicación definitiva de la sede de Dalt Vila en el
recinto del Castillo y con la realización del parque arqueológico
previsto para el Puig des Molins.
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