Todavía recibe a las visitas en su despacho de director de Gestión y Presupuestos del IB-Salut. Sin embargo, Manuel Palomino empieza a cambiar el chip, conocedor de que su labor ahora, va más allá. Sustituye a Juli Fuster al frente de la entidad pública de mayor envergadura del Govern y los sindicatos le reclaman talante, continuidad y soluciones. Lo de los cien días de gracia, dice, no va con él.
¿Preparado para el cargo?
—Sí. Los hechos se desencadenaron el viernes. Juli Fuster tomó una decisión y la consellera me pidió que tomara el relevo. No me lo pensé, la verdad. Había que hacerse cargo y ya está.
Ya era una especie de número 2.
—Algo así. En realidad hay dos:está el director asistencial, que lleva esa parte y el secretario general, que lleva la rama más administrativa, yo lo fui en la anterior legislatura.
¿Qué pasará con el opositor que reclamó que se valorara su examen pese a ir firmado?
—Se puede resolver o recurrir, lo que nos indique la Abogacía. Tiene que quedar claro por si vuelve a pasar, igual hay que revisar el protocolo. Lo cierto es que todos los anestesistas están trabajando.
Los sindicatos le esperan con reclamaciones.
—Hay cosas que no están en nuestra mano, las que se negocian a nivel nacional, y en la mayoría estamos de acuerdo y tendrán nuestro apoyo. Las que suponen un incremento de presupuesto hay que negociarlas a dos bandas, con sellos y con Hisenda. Y las que corresponden a autogestión y que tengan sentido para la prestación del servicio habrá que pactarlas. No venimos a cuestionar sino a continuar y consolidar el Servei de Salut para los próximos cinco años.
¿Y sus planes hasta final de legislatura?
—No hay prioridades a diez meses porque no podemos pensar que se cerrará el Servei. Trabajamos con modelos. Consolidaremos Infosalut, y avanzaremos en acuerdos de Atención Primaria y modelos organizativos. Hay que evitar la situación de Urgencias, trazar cómo queremos que sea el sistema sanitario público balear pospandemia.
¿A quién nombrará en su lugar?
—Estoy pendiente de convencer a una persona del equipo.
Hay otro cargo sin nombrar, el responsable de Recursos Humanos, ¿qué pasará?
—Biel Lladó se marchó a Atención Primaria y lo llevaba yo directamente porque es una situación estratégica. Creo que provisionalmente lo seguiré haciendo. Pero tiene dos subdirectores, el de Relaciones Laborales cuyo principal cometido es negociar acuerdos con sindicatos y su materialización, y el de Recursos. Además, la subdirectora de profesionales, que es enfermera, es la responsable de todos los procesos de consolidación de empleo, las 4.000 plazas.
La consolidación de plazas preocupa bastante.
—Es prioritario. Tenemos que ajustar todas las plantillas del IB-Salut para encajar el proceso, pero dependemos de los acuerdos de Madrid porque el sistema sanitario es nacional y pueden participar todos los profesionales del Estado. Ahora cerramos el proceso anterior, el de la comunidad autónoma, y quedan tres o cuatro especialidades.
¿Ve posible, a corto plazo, descongelar la carrera profesional?
—Ahora se hace el primer pago de las sentencias de los interinos, que ascienden a 46 millones de euros. Luego habrá un incremento de 8 millones cada año porque quedan consolidados. Se congeló la ratio de sustitución porque creían que, si limitaban las oposiciones, el sector público no iba a crecer, y así se fueron incrementado los interinos y eventuales. Por definición, si eres eventual no tienes acceso al complemento de carrera porque tu presencia en la administración es mínima pero si la eternizas... Sí deben cobrar. Es lo que reconocen las sentencias. Nosotros ya no las recurrimos, las esperamos y aplicamos, pero esta partida económica nos condiciona. Ahora bien, el plus de carrera es un derecho y hay que desbloquearlo en el momento en que haya disponibilidad presupuestaria.
¿Recuperarán la cantidad original del plus de productividad?
—Ahora mismo no lo tenemos autorizado. Nos hemos enfocado en reconocer el sobresueldo de los profesionales. Lo que ha hecho Hisenda es una inyección de dinero para la actividad extraordinaria que nos ayuda a bajar las listas de espera, tras el parón que supuso la COVID.
¿Qué solución plantea a la falta de profesionales?
—El problema de disponibilidad se gestó hace diez años, que es lo que tardan en formarse. Entonces no se tuvo en cuenta la evolución de plantillas y ahora hay carencia. El Ministerio y las comunidades ya diseñan estrategias para aportar soluciones. En Balears nuestro nivel de vida te hace ser más competitivo, es así, pero la marcha de facultativos es mínima. Quien viene, se queda.
En el caso de las enfermeras, no, se han ido unas 300.
—Pero vienen otras 300. Nosotros tenemos una facultad de enfermería y no daba salida a toda la necesidad. Como hay otras comunidades más sobredimensionadas, sus enfermeras venían temporalmente aquí pero luego volvían a su casa.
Eso ya no pasa desde la COVID porque hay pleno empleo.
—Hemos incrementado 540 profesionales desde la pandemia, 130 enfermeras sólo en Primaria. Hemos crecido en plantilla estable. En vacaciones se han ido y hemos competido con el resto de comunidades que estaban en la misma situación.
Por eso la plataforma sindical Unisep reclama un incremento del plus de residencia.
—Estoy a favor pero está condicionado a lo que se negocie en la Mesa del Empleado Público de Función Pública. Nosotros tenemos el plus de fidelización en Eivissa y Menorca.
La consellera dice que suben el presupuesto de Primaria pero la Federación para la Defensa Sanidad Pública señala que vamos a la cola en inversión.
—Depende del denominador que utilicemos. Primaria tiene dos grandes gastos el de personal y la farmacia ambulatoria, lo suyo es comparar plantilla con plantilla y ahí hemos incrementado el número de más profesionales.
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