El dispositivo de la UCRIF (Unidad Central de Redes de Inmigración y Falsedades Documentales), coordinado por el inspector jefe Chema Manso, se inició a las once de la noche y se prolongó hasta las cuatro de la madrugada. Se organizaron dos equipos, que contaron con el apoyo de patrullas de Seguridad Ciudadana.
S'Aigo Dolça
El despliegue se realizó en locales nocturnos de la Platja de Palma, la plaza de las Columnas y la calle Joan Miró, pero el que ofreció mayor complejidad fue el de s'Aigo Dolça, en las inmediaciones del Paseo Marítimo. Se trata de cuatro clubes de alterne ubicados unos muy cerca de los otros, por lo que la entrada y registro tuvo que ser simultánea para que los encargados no se fueran avisando entre ellos.
En total, fueron identificadas noventa trabajadoras –y también empleados– de estos prostíbulos, pero todos ellos tenían la documentación en orden y los extranjeros habían entrado en España de manera legal. La mayoría de mujeres eran búlgaras, rumanas y sudamericanas. En Madrid, por ejemplo, ya hay constancia de que algunas mujeres que huían de la invasión rusa de Ucrania cayeron en manos de proxenetas, que las están obligando a prostituirse. Un sospechoso ya ha sido detenido en la capital por este motivo y dos menores de 17 años ucranianas han sido liberadas de sus captores. Algunos falsos filántropos que se ofrecían para acogerlas eran, en realidad, mafiosos que solo querían explotarlas sexualmente. En cualquier caso, la Policía Nacional no descarta que algunas chicas hayan sido escondidas en pisos francos en lugar de locales.
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