Juan José Bazán, Marina Ibáñez y Patricia Sogorb son los afortunados que han visto al Gmelin en Mallorca. Bazán explica que acudieron a Orient para localizar tordos «pero curiosamente no encontramos muchos. Luego observamos un grupo de escribanos», explica el también veterinario, y añade que les llamó la atención uno en especial «que no sabíamos qué era, porque no parecía ni escribano Soteño (Emberiza cirlus) –que es el más habitual en Mallorca–, ni el Cerillo (Emberiza citrinella) –citado hasta dos veces en las Islas.
El equipo pudo capturar la imagen del ave, que luego enviaron a expertos ornitólogos a nivel nacional para confirmar que se trataba de un Gmelin. «Lo más interesante es que se trata de un pájaro que cría en Siberia y suele indagar más en Asia central, en especial en Mongolia y Kazajistán. El gmelis huye del frío; suele invernar en zonas cálidas, pero es muy raro encontrarlo en Europa, aunque existen algunas citas», sostiene Juan José Bazán.
Hibridación
«La llegada del Cerillo ha arrastrado a esta especie asiática, el escribano de Gmelin», considera el veterinario, quien además reconoce que el Gmelin se encuentra en hábitats similares al emparentado Cerillo. De hecho, ya se cataloga la hibridación de ambas especies puesto que son muy similares genéticamente, «lo que hace que pensemos que van juntos y que han venido a invernar aquí».
Bazán destaca que, pese a la similitud, reconocemos al Cerillo por el pigmento amarillo, que es blanco para la especie asiática. Asimismo, subraya la dificultad de hallar esta ave y «más complicado reconocerla». El Soteño, en cambio, que es más frecuente localizarlo aquí, se diferencia por las dos franjas negras en la cara.
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