Así ha informado el abogado de Escribá, Santiago Fiol, al finalizar las declaraciones que han tenido lugar a lo largo de esta mañana en el Juzgado de Instrucción número 9 de Palma. Los testigos también han defendido las propiedades curativas del «nutracéutico».
Entre los testigos, una mujer que ha padecido cáncer ha explicado que ha quedado curada y otros han relatado las mejoras que provocó el producto en su salud. Por otro lado, un profesor -director de tesis de Escribá- ha explicado que para determinados tumores la sustancia funciona si bien reconoce que no fue así para el caso de su esposa.
Con todo, la defensa de Escribá ha considerado que ha «quedado constancia» de que las resonancias que mostraban cómo se habían reducido tumores no habían sido manipuladas con una herramienta informática.
El abogado también confía en que haya quedado acreditado «que nadie ha tomado el medicamento» -defiende que lo que tomaron era un complemento nutricional- y que a estas personas no se les exigió que contribuyeran económicamente a la Fundación Marathon.
«No ha habido engaño ni enriquecimiento, por lo tanto no hay estafa», ha concluido Fiol, que se ha mostrado «optimista» y cree que «poco a poco se irá aclarando» este asunto.
6 comentarios
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Es revelador que cuando se proporciona al principal acusado la opción de presentar testigos a su favor sólo es capaz de salir lo que se ha visto. Que estará muy bién pero no le redime de lo importante. Y no contraresta al resto de testigos.
Y a su burbuja endogámica.
Ante un caso tan inusual - no por casualidad ha trascendido tanto a través de medios de comunicación - se requiere cierta pericia para desgranar la realidad del montaje e intentos de espejismo. Esperemos que la justicia llegue hasta el final.
Por mucho que hayan rebuscando posibles testigos de lo que sea los hechos están ahí. Y no tienen buena pinta para los infractores y sus cómplices.
Si en principio nadie merece ser estafado (haber aprovechado para canalizar falsas esperanzas en un momento tan delicado) menos lo merecían los enfermos desahuciados (cuando aunque sea un buen antitumoral ya es mucho más difícil salvar la vida) de cáncer y sus familiares. Además de suplir el producto, a la inmensa mayoría les dijo lo que tenían que "donar" a una fundación y no era poco. También recetaba las dosis - sin ser médico - y no hacía el seguimiento a los enfermos. ¡De locura!
En cuanto a su efecto sobre tumores parece que las declaraciones testimoniales vengan a confirmar los resultados parciales de los ensayos clínicos. Sin embargo los hechos siguen ahí: Haber suplido un producto a alto coste - aunque no hubiera lucro - desarrollado en la UIB, por catedráticos de la UIB, desde la UIB, y con la complacencia aparente (debido a los muchos indicios que el rectorado decidió ignorar) de la UIB. Si ésto no es escandaloso...