¿Si no, cómo íbamos a encontrar nuestros juguetes? ¿O llevar los calcetines iguales? ¿Dónde estaría mi chándal de gimnasia? ¿Tendría que ir en pijama al colegio? ¿Os imagináis el tufillo si no os bañáis? ¡¡¡Pobres compañeros de clase!!! ¿Qué pelos llevaríamos sin un buen cepillado?
Bueno pues aquí os presento a Paula que tiene su habitación como una cochiquera, como la casa de los cochinos, como la de los cerdos, como la de los puercos, ¡¡¡¡¡SUCIAAAA!!!!!!!!!!!! Todo revuelto y desordenado, tirado y desparramado por el suelo, cajones abiertos, libros, lápices de colores, muñecos, cepillo de dientes... Ufff, ¡¡¡¡¡qué caos!!!! Así es imposible encontrar algo ¿no?
Ella, Paula, había aprendido a decir a todo que NO. Era su respuesta favorita para todo. Su mamá le pedía que se lavara los dientes, que se cepillara el pelo, que ordenara su cuarto, que se bañara, que llevara su plato al fregadero, que se pusiera el pijama, que durmiera en la cama. La respuesta más divertida era que NO, que NO, que NO Y QUE NO A TODO. Se siente poderosa. El NO le da libertad de disfrutar de su pequeño caos.
Así que su mamá, una señora muy paciente, que nunca levantaba la voz (¡ay!, ya me gustaría a mi no perder nunca la calma) antes de darle el beso de buenas noches, como si adivinara el futuro le dijo: "Esto pronto va a parecer una selva". Las palabras de su mamá despiertan la imaginación de Paula.
Y entonces sucedió....
Apareció de repente en su habitación.
La despertó un viento huracanado en la cara.
Solo que no era viento, sino......
¿Quién llegaría a casa de Paula?¿Qué sería ese viento huracanado? A mi me gustaría saber qué le ocurrió a Paula ¿A vosotr@s también?
Yo por si las moscas voy a empezar a recoger mi cuarto. ¿Vosotros colaboráis en casa?
¿Ayudáis en vuestra casa?
Ya sabéis que todos los saberes de este mundo y de los otros están en los libros.