1. Decide la distribución más idónea para tu espacio
Básicamente hay 4 distribuciones de cocinas. La primera es la cocina lineal que se aplica en estancias cerradas y con poco espacio. Luego está el modelo de cocina en U, que se dispone entre 3 paredes y que se organiza alrededor de un eje central.
En tercer lugar tenemos la cocina en forma de L, ideada para sacar el máximo partido a las esquinas. Y por último, el modelo de cocina en paralelo, diseñado para maximizar habitáculos largos y estrechos.
2. Si el espacio lo permite, aplica el triángulo de trabajo
El triángulo de trabajo en una cocina se refiere al espacio que debe quedar libre para moverse con comodidad. Este espacio se traza creando un triángulo vacío entre el frigorífico, la encimera y el fregadero.
3. Piensa en tus necesidades concretas para organizar la cocina
La ubicación y la altura de los elementos son esenciales para planificar una cocina que resulte cómoda. Proyecta tus armarios en altura y sitúa los que vayan a contener la vajilla y cubiertos cerca del lavavajillas. Ubica los armarios para los utensilios de cocina cerca de los hornillos o la vitrocerámica. Y no olvides adecuar la altura del horno y el extractor a tus necesidades.
4. No crees trampas en el diseño de tu cocina
No sitúes el horno, el lavavajillas o armarios con cajones de forma contigua a armarios con puertas o cajones que se abran en alguna dirección en la que se puedan bloquear mutuamente. Tampoco sitúes el fregadero pegado a una esquina, la pared lateral resultará incómoda para trabajar.
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