—Empieza una nueva aventura en Segunda B. ¿Cambian las cosas?
—El cambio es total para todos. Es otro ritmo, otra intensidad, un peldaño gigante que tendremos de afrontar. La realidad del fútbol es ésta. Hace solo dos semanas que conseguimos el ascenso y ya estamos preparando la temporada que viene, con toda la ilusión del mundo pero sabiendo que va a ser un año muy complicado.
—¿Cuál es el objetivo del Formentera en la nueva categoría?
—Quedar del quinto por abajo hacia arriba. El único objetivo que tiene el club es salvar la categoría, que sería un logro increíble. No sé si es más fácil o menos difícil quedar campeones el año pasado que salvar la categoría. Piensa que nos va a quedar un grupo muy complicado, con clubes históricos que han jugado en Primera División como el Mallorca, pero también históricos como el Hércules, el Lleida, todos los filiales, el Atlético Baleares, que es un conjunto que está persiguiendo el ascenso hace muchas temporadas, el Elche... Son equipos que solo hablar de ellos asusta, así que el único objetivo es competir cada partido y salvar la categoría para darle continuidad al proyecto.
—¿Cómo va la preparación para este reto?
—Cuando nos sentamos en febrero con el club para hablar de renovación, ya les expuse varias de las condiciones que tenía para continuar y la verdad es que el club se puso manos a la obra y ya se están subsanando las carencias detectadas. En cuanto al cuerpo técnico, aparte de Germán, que continúa de fisioterapeuta, hemos incorporado como preparador físico a Javi Benavent, con el que ya trabajé año y medio en el Villarreal C y que ha estado trabajando en un Primera División de la liga de Ucrania. Nos va a aportar muchísimo a nivel de trabajo de cargas, de intensidad y de montaje de la sesión. Como segundo entrenador, viene Cristian Sanz, una persona de mi total confianza que acostumbra a estar al tanto de todo, se ocupa absolutamente de todo lo que haya que hacer: ropa, estadística, trabajo en los entrenamientos… Es alguien que me va a aportar mucho en lo futbolístico y, aparte, en lo personal, ya que me conoce bien y sabe cuándo me tiene que parar y cuándo me tiene que apretar.
—¿Y en cuanto a jugadores?
—Pasaremos de 17 jugadores a 19 o 20. Vamos a empezar a incorporar las posiciones y perfiles de jugadores que queremos hasta llegar al número de efectivos que necesitamos para la próxima temporada.
—¿Qué problemas se pueden encontrar las nuevas incorporaciones?
—El mayor problema es el de la vivienda, sobre todo en meses de verano. Hemos de tener en cuenta que aparte de dos o tres chavales jóvenes que podamos traer y que puedan compartir piso una temporada, el perfil que buscamos en cuatro o cinco efectivos es el de un jugador con experiencia en la categoría, gente con entre 200 y 300 partidos en Segunda B o incluso de superior categoría. Son hombres que normalmente llegan con mujer e hijos. Ya lo padecimos el año pasado y sé que el club está manos a la obra. A ver si en el mes que tenemos por delante se puede subsanar.
—Renueva por dos años. ¿Tiene en mente un proyecto pase lo que pase?
—Sí, éste es un proyecto bonito. Va a ser un año complicado, pero si salvamos la categoría estoy convencido de que el año siguiente el club va a dar otro paso más. Lo que no se puede pretender es dar cuatro pasos adelante para luego irte para abajo. Lo que hablamos con el club fue que el proyecto tenía que ser a dos temporadas y el objetivo es primero asentar la categoría y, el siguiente curso, dar un paso más y optar a no pasar los apuros que probablemente nos toquen vivir esta temporada.
—¿Va a hacer alguna variación en su filosofía de fútbol o va a seguir el juego igual?
—Habrá que tener en cuenta el equipo que configuremos. Yo, como entrenador, me tendré que amoldar a los jugadores que tenga. No puedo pretender jugar muy ofensivo y tener gente que solo sepa defender. Eso es imposible. Al final habrá que ver qué es lo que tenemos. Mi idea de juego y mi modelo es el mismo, no ha variado en mi vida ni va a variar, pero sí que tiene modificaciones, evidentemente. Vamos a jugar contra equipos que van a llevar ellos las riendas del partido, cosa que el año pasado nos ha sucedido en pocas ocasiones. En el 85 o 90 por ciento de los partidos hemos llevado nosotros la posesión de la pelota y este año no nos va a tocar hacer esto. Cuando nos ha tocado sufrir sin balón, como con el Deportivo Alavés en el partido de vuelta, o con el Poblense o el Tudelano, hemos sabido adaptarnos y aprender a saber qué hacer cuando el esférico está fuera de nuestro control. Cuando tengamos la pelota trataremos de ser el equipo que hemos sido siempre y cuando no la tengamos, trataremos de ser un conjunto que sabe organizarse sin balón. Un equipo competitivo e intenso, que es como me gusta que sean mis equipos.
—¿Echará de menos a alguien como, por ejemplo, Willy y sus lanzamientos de falta o con las nuevas incorporaciones se conseguirá el equilibrio?
—Al final el fútbol es esto. Willy ha dejado huella aquí porque es un chaval encantador, no solo por su lanzamiento de faltas, sino por el tipo de persona que es, pero también es una pena por todos los que van a salir. Es una lástima que después de la temporada que han hecho le tengas que decir a un jugador ‘oye, no vas a continuar', pero esto es el fútbol. Yo sé que si pierdo cuatro partidos iré a la calle y así es este deporte. Es el trabajo que tenemos y es así de cruel por decirlo de alguna manera. Aquí, al final, se van unos, vienen otros y lo único que continúa es el club. Estamos intentando incorporar jugadores que nos permitan dar un paso cualitativo más a lo no poco que ya tenemos. Aun así, lo que han conseguido Willy, Piña, Adrián o Abel quedará para la historia del club. Son gente que ha subido al equipo, que ha hecho una temporada histórica y que van a quedar para siempre, pero la vida continúa y continuará.
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